Una nueva aventura

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Era una noche oscura de invierno, el cielo estaba cubierto de espesas nubes, y la nieve caía con fuerza. Tharanor andaba tranquilo bajo la fuerte nevada acompañado de Ares, patrullando los alrededores de su pueblo, Kator, para controlar que ningún enemigo se acercara demasiado, y pusiera en peligro los indefensos habitantes. Ya hacía algunos meses que Tharanor volvía a vivir como un montaraz, y Rang había vuelto a casa para proteger su tierras.

El mal de Lugro, el poderoso mago negro, había sido vencido, pero la paz no había durado mucho, en la oscuridad de las cavernas de Rashgo el mal se despertaba de nuevo. Allí había quedado un huevo escondido, y de este huevo había nacido un dragón negro de las tinieblas. El pequeño dragón había ido creciendo rápido, y ahora después de unos años era un poderoso adulto muy ambicioso y con gran poder, pues su magia era enorme, y su fuerza incontenible. Buscaba con ansia un aliado poderoso, para poder llevar a cabo su plan, apoderarse del mundo y reinar para siempre en un mundo de tinieblas. Recorrió toda la tierra, hasta que para desgracia del resto del mundo, en el desierto de Marak, encontró un poderoso mago muy malvado. Ranek, el mago, era poseedor de una antigua reliquia de gran poder, y estubo encantado de formar equipo con el poderoso dragón Zakork. La alianza quedó sellada y el poderoso Ranek acompañó a Zakork a las oscuras tierras de Rashgo, y con la poderosa piedra de lava, reconstruyó la muralla y levantó una impenetrable fortaleza a los pies del volcán que coronaba estas tierras. Los dos juntos con su gran poder se encargaron de reclutar sus ejércitos, poderosas criaturas de las tinieblas se reunían para apoyar a los malignos Ranek y Zakork. Trolls de las cavernas, orcos a millares, gigantes de las lejanas montañas Sarkos, las mas alejadas de todo el continente, y legiones y legiones de hombres del desierto. Todos se reunían en Rashgo bajo el mando de su señor, para poder disfrutar de la nueva tierra prometida por el dragón, donde las tinieblas reinarían.

Muy pocos en el resto del mundo sabían lo que estaba pasando, y Tharanor era uno de estos pocos, gracias a la amistad que tenía con los dragones, a raíz de la pasada batalla, que le informaban de todos sus descubrimientos. Siempre estaban vigilantes para proteger el mundo de las amenazas.
Tharanor sabiendo el futuro que esperaba a todos los pueblos de la tierra, había emprendido el camino, para alertar a sus amigos y empezar la guerra para derrotar el mal que se propagaba desde Rashgo. Los ejércitos de Ranek y Zakork se habían reunido con rapidez, y ahora se desplegaban por todo Skyrna sembrando el terror entre los habitantes.

Tharanor después de pensarlo mucho sabía que debía contar con sus amigos, que solo no podía defender a toda la gente, así que ahora caminaba en dirección a Konrat para alertar a Rang, de que el tiempo de paz había acabado, y que ya no era suficiente solo patrullar los alrededores de las tierras donde vivían, y acabar con las pocas amenazas que hasta ahora llegaban, ahora era hora de empezar la guerra para defender lo que tanto querían. Debían ponerse en marcha deprisa si querían salvar el mundo. Así que al galope se alejaba de la que siempre había sido su tierra en dirección al oeste, para llegar lo antes posible a su destino. Durante días cabalgo sin descanso, tanto de día como de noche, pues la prisa le apremiaba, y tenia que alertar lo antes posible a sus compañeros. Las semanas pasaban y ya había dejado atrás las tierras de Fiten, y cruzaba con rapidez las montañas de Lubos, y se adentraba en el bosque de Drakor, bajo la cordillera de Karkar, donde se levantaba la montaña de Last, donde estaba Konrat, el pueblo de Rang. Una vez al pie de la montaña de Last, empezó la ascensión por un sendero estrecho y pedregoso, que daba acceso al pequeño y aislado pueblo de Konrat. Llegó a las puertas del pueblo una mañana clara y fría, entró y encontró a la gente inmersa en sus faenas cotidianas. La gente le miró extrañada, pero no dejaban de hacer sus faenas, así fue recorriendo el pequeño pueblo, hasta que en un lugar algo apartado vio a Kavik, Kavik lo vio a el también y salió corriendo a recibirlo. Tharanor desmontó y se puso a acariciar al perro.

Tierra salvaje - El dominio de las sombras -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora