Erica no apareció en ningún momento del día.
— ¿Chris? — me acerque a él con un par de cuadernos en los brazos
— ¿Qué quieres? — dijo algo cortante y sin mirarme
— ¿Puedes hacerme un favor? — vi a la última persona salir del aula
— ¿Por qué debería hacerlo? — cerró su mochila y volteo a verme
— Necesito salir del colegio muy rápido y con mucho peso en la espalda no podre hacerlo — baje la mirada a los cuadernos
— Erica me contó lo que sucedió el día que te desmayaste... — lo miré con atención — No puedo creer que la hayas amenazado. Creí que a pesar de que no mostrabas ningún maldito sentimiento, sentías algo de cariño por ella
— Sabes para quien trabajo, ¿no? — ignoré lo que él había dicho y Chris se cruzó de brazos —. Que ustedes dos sepan eso es algo peligroso, incluso para mí — bajé el tono de voz —. Ya recibí un castigo por dejar que Erica se enterara. A mi jefe no le molestara darme otro castigo por esto. Si más gente se entera de este secreto, saldremos perjudicados los tres, ¿entiendes? — el castaño asintió con la cabeza — Necesito que guardes eso por mí — extendí los brazos con los libros —, hay unos asesinos esperándome afuera del colegio y debo salir lo más rápido posible
Chris tomo los libros y susurre un "gracias" antes de salir corriendo del aula.
Esta vez no tenía alguna prenda para poder cubrirme, por lo que ellos iban a reconocerme enseguida.
Para salir del colegio, intente camuflarme entre varias personas. Con la mirada, buscaba a Masky o a Hodie, pero ellos no estaban en ningún lado. En vez de encontrarme con ellos, mi mirada se junto con la de Jeff y Nina. El primero me señalo y desvié la mirada al instante. Acelere el paso y me aleje del grupo de personas.
Coloque la mochila frente a mi pecho sin dejar de caminar. Cuando me asegure de que nadie estuviera cerca, saque la mascara y cubrí mi rostro. Del fondo de la mochila saque un arma corta y volví a acomodar la mochila en mi espalda.
Podía escuchar sus pasos bastante cerca mientras cargaba el arma. Entré rápido a un callejón y levanté el arma apenas voltee.
Mi rostro se lleno de sorpresa cuando vi a mis compañeros de trabajo junto con Jack asomarse por la entrada.
— ¿Por qué no dijeron algo? — baje el arma y me acerque a ellos
— No queríamos llamar la atención — respondió Masky
Asentí con la cabeza y guarde los objetos que había sacado antes.
Los cuatro abandonamos el callejón y nos dirigimos al bosque.
— No entiendo por qué viene con nosotros — dije apenas llegamos al bosque
— ¿Jack? Es un amigo de la familia — dijo Hoodie mientras pasaba si brazo por mis hombro —. Cometió errores, como todos. Pero se disculpó y bueno, aqui esta.
— ¿Como es que sigue cayendote bien después de lo que hizo? — dije mira con algo de desprecio a Jack
— Sos la única que sigue enfadada con él. Dale una oportunidad — ido un par de palmadas en mi espalda y volvió con Masky_._._._._._._
Erica no apareció sino hasta el tercer día de la semana.
La mire desde lejos, estaba esperando a que ella se acercara.
Unas grandes ojeras yacían debajo de sus oscuros ojos. El color celeste de su cabello ahora estaba lavado y dejaba ver los mechones rubios y las raíces obscuras. Por unos segundos, sus ojos se posaron sobre mí pero en el momento que alzaba la mano para saludarla, ella apartó la mirada.
Seguí mi camino hasta el aula para dejar mis cosas. Me saque el buzo y acomode mi camisa, más que nada las mangas para evitar que las marcas estuvieran a la vista.
En el pasillo volví a cruzarme con Erica. Apoye mi mano sobre su hombro pero ella la apartó al instante y me miro con algo de asco.
Solte un suspiro frustrada y me aleje para ir al patio trasero. Saque la cajetilla junto con un encendedor y frunci el ceño al recordar que la caja estaba vacía. Aún así abrí la caja con la pequeña esperanza de que mi recuerdo estuviera equivocado.
Tire la cajetilla en un tacho del edificio y volvi al aula.
— Erica — me paré enfrente de su banco y apoyé ambas manos sobre este —. Debemos hablar
— No — dijo cortante y sin mirarme
— No era una pregunta — hablé con un tono frío y la tomé del mentón con algo de fuerza para obligarla a mirarme —. Apenas termine el día, hablaremos
— Mátame si quieres, pero no me quedaré
— Mi jefe no me permite asesinarte, mas puedo torturarte cuánto quiera — susurrar mientras apretaba cada vez más su rostroErica se zafo de mi agarre y susurró un "bien" antes de qie volviera a mi lugar.