Capítulo 11...

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POV CHRISTIAN







Estamos sentados en el piano, no sé de donde es que aprendí a tocar,  pero simplemente las notas llegaron a mi cabeza y me deje llevar por ellas.

Ana es una mujer maravillosa, que sin conocerme me abrió las puertas de su casa y de su corazón, además de que es increiblemente hermosa. Se que no la merezco, una mujer como ella nunca se fijaria en mi. En un hombre que vive en las sombras de un pasado que desconoce, sin conocimento alguno de nada. Pero realmente me gusta, me llena por completo el vacio que habitaba en mi pecho, me hace sentir cosas que no puedo explicar.

La oscuridad de la noche nos envuelve en una burbuja llena de paz, se acerca a mi, su respiración calida me llega al rostro. No aparto mis ojos de ella, la dejo que haga conmigo lo que quiera. Se acerca hasta que nuestros labios se rozan, mi cuerpo se tensa de pies a cabeza. Quiero más, quiero que me bese como lo he visto en innumerables parejas por las calles que se demuestran su amor. Cierra lo ojos con fuerza y suspira alejandose de mi. No quiero que lo haga, quiero tomarla en mis brazos fuerte y no soltarla nunca.

-Lo siento Christian, no debi hacer eso. Lo siento...-

Me dice apresuradamente levantandose del banco y practicamente se va corriendo escaleras arriba. ¡Maldita sea!. Debi reaccionar de otra manera, debi abrazarla cuando puede. ¿Y si la sigo a su cuarto?. No, no quiero que me rechaze nuevamente. Decido ir por un vaso de agua e irme a mi habitación. Aunque quisiera estar con ella no creo que sea lo apropiado en este momento.

Me dejo caer sobre esta suave y confortable cama, tanto tiempo durmiendo sobre el frio suelo de las calles de Seattle me han dejado el cuerpo totalmente rigido. Nunca habia descansado asi. Y realmente aprecio esto. Pero no quiero lastimarla, no quiero abusar de su hospitalidad. Tal vez deberia irme de aqui...










(...)










Estoy en un cuanto rojo, sumido en las sombras, no muy lejos de mi hay una chica morena desnuda y atada de pies y manos a una cruz de madera. Esta gimiendo y llorando a la vez su pelo castaño no me deja verle la cara, sus gemidos se hacen cada vez más fuertes y una sombra la rodea acariciandola. No puedo ver su rostro tampoco.

-Por favor.-

Implora la chica. Quiero ayudarla, la desesperación y la impotencia de no poder moverme me estan asfixiando.

-¿Qué quieres Leyla?.-

Le contesta una voz cargada e imponente, no la reconozco, no se quienes son estas personas.

-A ti amor. Te quiero a ti dentro de mi ¡Ahora!.-

El aire abandona por completo mi sistema. Si no la esta torturando... ¿Qué le hace?. ¿Por qué la amarra?. ¿Por qué no la suelta de ese lugar?.  ¿Por qué a ella le gusta estar así?.
Intento acercarme una vez más pero la sombra se pone justo delante de ella y la besa, la besa de forma salvaje y apasionada.

-Te amo.-

Le dice el hombre.

-Y yo a ti Christian.-

Despierto de golpe asustado. Esto nunca lo habia soñado antes, ¿Será que es un recuerdo?. Ella dijo mi nombre claramente. Pero no pude ver sus caras. ¿Por qué le hacia eso si la amaba?. ¿Por qué?.
Está amaneciendo, me doy cuenta con la claridad que se asoma por el gran ventanal. Anastasia se cuela en mis penamientos, jamás le podria hacer algo asi a ella. Ni a ninguna otra mujer, no entiendo como ese hombre la podía tratar asi.
Leyla... ¿Quién coño es Leyla?.

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