Capítulo IV, parte 2: Crazy for you

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Un suspiro de alivio escapó de su boca cuando comprobó que ese mes había otra más en su buzón. Por poco creía que no le llegaría; la distancia y otras circunstancias hacían siempre poco probable recibir sus cartas.

La tomó entre sus manos y la llevó hasta su pecho, presionándola ahí un par de segundos, pensando en qué cosas le diría, que cosas habrían pasado, las novedades ocurridas desde la última carta hasta esa. No podía evitar sentirse ansioso por leerla.

Cerró la rendija del buzón y subió por las escaleras hasta el tercer piso del edificio en donde vivía hace un año. Ya dentro de su departamento, se dejó caer en el sofá de la sala, tomando consigo el retrato junto a la mesa central, tal como siempre hacía; la foto contenida en un marco blanco era la única que tenía de él. Había sido tomada días después de haber nacido y él todavía relee en su mente la frase tras ésta: Vincent Alexander Choi, 3 días de nacido, 59 cm, 3,320 kg.

Minho desplegó el sobre con cuidado de no romperlo, reconociendo al instante su caligrafía sobria. Sacó la hoja del interior y no pudo evitar sentirse algo frustrado al notar a simple vista lo poco y nada que había escrito en ella. Sin importarle aquello, miró el interior del sobre y vio una atadura de cabello azabache en una cinta azul, y nuevamente todo su mundo colapsó al tomarla entre sus manos y sentir el aroma que ésta expelía todavía.

Hoy fue su primer corte de pelo, tomé este poco de cabello antes de que el joven Lee lo notara, creo... creo que sospecha de mí en cierta medida. No, no sabe que le escribo, de eso estoy segura, pero intuye que no he sido honesta con él. Siento, siento que le estoy mintiendo señor Choi.

Lamento no haber escrito mucho el mes pasado, las cosas se complican con el viaje a Corea que haremos pronto. El joven Taemin luce cansado, más emocional que físicamente. Pienso, pienso que no quiere ir, o bien, que no está seguro de lo que irá a hacer.

Vincent ha empezado a comer papillas, pero aun así prefiere la leche. Me temo, que será difícil que use las zapatillas que usted ha enviado por su cumpleaños, espero sea comprensivo. Ya es capaz de dar unos cuantos trotes y la casa luce más desordenada con él yendo por todas partes. El médico dice que será así hasta que cumpla los 3 años; una vez que los niños comienzan a caminar descubren todo un mundo, por lo que el desastre es parte de eso.

En dos semanas más arribaremos en Corea, no vaya al aeropuerto, tan solo, haga lo que acordamos. Yo me encargo del resto.

Hasta entonces,

Park Son Hye

Dejó caer el peso de su cuerpo sobre el respaldo del sofá, mientras apretaba la foto en su pecho, sonriendo estúpidamente por las novedades de su hijo. Así había sido el último año; las cartas solamente llegaban, pero nunca se atrevió a mandar una. En el fondo sabía, que si lo hacía eran muchas las cosas que le gustaría decir, pedir y rogar por tener de regreso, por muy imposible que fuera lograrlo. Pero también cabía la posibilidad de que Taemin fuese el que tomase la correspondencia y eso solo traería problemas; todavía estaban vigentes las dolorosas huellas del divorcio y la orden de alejamiento hacia él y su hijo.

No había mucho que pudiese hacer, solo agradecer la primera carta que llegó de parte de la señora Park a las semanas después de que Vincent naciera y luego, solo fue esperarlas cada mes.

Hoy mientras cantaba tu nombre en voz alta,

Tú dijiste que estaba loco.

Sí, lo estoy; estoy loco por ti.

Uno.

Sintió una estocada de sexo y piel calcinándolo por dentro, volviéndolo loco. Sus manos se deslizaban torpemente por las baldosas de la ducha a causa del agua que descendía por ellas, el jabón en su propio cuerpo tampoco ayudaba mucho.

[ Recuérdame ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora