[ Recuérdame ]

Capítulo VIII, parte 2: Promise this

Fue un instante, algo breve. En ese momento tuvo la misma sensación de que el tiempo se detenía como cuando Jonah aparecía, solo que esta vez el mediador no estaba presente. De hecho, desde que le había arrancado las alas que no sabía nada de él. Era confuso, pues Jonah al ser un humano inmortal, era visible tanto a híbridos como personas comunes como lo era él ahora, solo que no estaba ahí. No estaba.

Todo a su alrededor careció de sentido. ¿Lógica? Ni siquiera eso, aun cuando ahora era un simple mortal, podía sentir en su interior que algo fuera de lo normal estaba pasando, ¿Qué ocurría?

"Esa esta tu prueba. Este es el momento en donde tienes que tomar una decisión. Tienes dos opciones, Azrael y cada una de ellas, te llevarán a un desenlace diferente"

"N-no, no entiendo... ¿Madre?"

"Puedes elegir, tienes que hacerlo"

Sus párpados se movieron lentos, sintiéndose pesados. Su cabeza dolía y le molestaba. Nunca antes había sentido esa pesadez y dolor que se extendía por sus extremidades. ¡Oh, dolor! Sí, eso debía ser. Ahora que ya no era un inmortal, tenía que familiarizarse con ese tipo de reacciones de su cuerpo. Solo que costaba mucho.

Azrael, despierta...

Esa voz lejana, rebotó en su sistema, despertándolo. Algo suave provocaba un gentil roce contra su cuerpo, mientras descansaba como nunca creyó posible; se sentía cómodo y muy a gusto, ¿En dónde estaba? Con un dejo de pesadumbres abrió los ojos, irritándose cuando la luz del sol le golpeó. Una mano a su cara y solo entonces pudo ver con claridad en lugar.

Ese cuarto. Estar en ese cuarto le parecía familiar. Las paredes en un tono amarillo pálido, la ventana tras la cabecera de la cama, el escritorio en un rincón. Inmediatamente un torbellino de recuerdos que creyó haber perdido lo invadieron; sí, había estado ahí antes.

No sabía exactamente hace cuánto tiempo había sido, el ser ahora un mortal le propinaba una noción del tiempo que antes no tenía, ¿Qué día era? No lo sabía, ni siquiera estaba seguro de cuántos días había en una semana, ni de cuántas semanas habían en un mes, ni menos de cuántos meses habían en un año. Ser antes un ente angelical, traía consigo la gracia de la inmortalidad y la vida eterna, por lo que, tampoco estaba seguro de cuánto tiempo había vivido hasta antes de ser un ser humano, como lo era ahora.

Se sentó en la cama, sintiendo un extraño mareo perturbarle los pensamientos, ¡Vaya, sí que era molesto tener ese tipo de sensaciones cuando antes ni sabía de aquello! Se sentó, notando sus pies descalzos contra el piso alfombrado de la habitación y ya para cuando se sintió seguro, se atrevió a ponerse de pie, cayendo repentinamente cuando otro mareo le hizo flaquear las piernas.

- Tómatelo con calma...

La voz ajena le hizo mirar sorprendido hacia la puerta, en donde le vio de pie con una bandeja en las manos mientras caminaba hacia él, dejándola sobre la mesa de luz junto a la cama.

¡No, no, no te acerques, no! Y claro, es que verlo ahí, a escasos metros de él, fue la prueba que le faltaba para convencerse a sí mismo de que estaba de regreso en la misma habitación en donde tiempo atrás le vio dormir en la oscuridad mientras se prendaba de su alma, sin saber que aquello lo llevaría en picada hacia el más profundo abismo.

Minho estaba ahí, mirándole mientras él no sabía qué hacer, y es que en primer lugar ni siquiera sabía cómo había llegado a aquel lugar, ¿En verdad había dormido en su cama?

- Onew fue a la farmacia, no tardará en llegar...

¿Onew? ¡Oh, sí, el chico que le perseguía, podía intuir que se trataba de él! Su mente estaba en blanco, al parecer el cuerpo que ahora ocupaba, no tenía memorias de su antiguo ocupante, ¿Qué había pasado con el alma de la persona a la que originalmente le pertenecía el cuerpo que ahora él usaba? Sí, era muy probable que estuviese muerto, pero incluso así, era extraño que todos supieran quién era él, sin él poder saber quién era el resto, ¿Acaso, acaso era amigo de Minho? ¿Acaso, se conocían? ¿Qué tipo de relación tenían?