Preludio

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Todo empezó un dia, un cielo cubierto por nubes oscuras, espesas que escupían fuego, cayendo y destruyendo nuestros bosques, ciudades con ellas, y marchando por nuestras tierras un enorme ejercito de demonios salientes de un gran portal que solo se dedicaba a la matanza de nuestros poblados y con ellos a sus habitantes, sin diferencia sean hombres, mujeres, niños o bebes.. Recuerdo muy bien ese dia, vi mucha gente huyendo con suma desesperación de sus casas cubiertas en llamas, desplomándose los techos y paredes, a la par que estas entidades sometían todo aquello que estuviese en su paso.

Ese primer dia seria el ultimo para nuestra sociedad, dando paso a un mundo cubierto por solo oscuridad y miseria, mi familia y yo nos encontrábamos, como el resto de las demás, escapando hacia otra ciudad buscando refugio y protección. Nuestras fuerzas combatieron contra estos demonios con valentía, pero las armas, balas, misiles, tanques, aviones, todo y mas de nada servían, los demonios no eran siquiera dañados ni alterados por esto, eran arrasados los ataques por parte nuestra al igual que las defensas, hombre tras hombre caían, atravesados por las espadas de estos entes oscuros, altos de gran poder y sobre todo salvajismo, acompañados por sus bestias y un numero sin fin de demonios. Poderosos eran estos, un solo golpe bastaba para aturdir y dar el golpe final si es que no lo dieron aun.

Sin embargo, nada de esto fue en vano, estos hombres quienes dejaron todo en las batallas nos dieron tiempo a que los ciudadanos escapemos sin perdida alguna.

Toda las ciudades eran punto de ataque primario, para poder erradicarnos con mayor rapidez, sólo nos encontrábamos seguros en los lejanos prados de las ciudades, viendo desde lejos el espectáculo horroroso de fuego cubriendo todo y los gritos provenientes de pobres individuos que no lograron escapar, siendo victimas del fuego o de la masacre de las bestias. Cada dia era un desafío para aquellos que quedaban, sin saber donde ir y peor, saber que en cualquier momento podemos ser interceptados y asi dar por terminada nuestras vidas.

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Pasaron ya tres años desde la llegada de los "Ardientes", el llegar al siguiente dia se vuelve imposible, cada dia puede ser el ultimo para nosotros, nuestros ejércitos perecieron en su deber de proteger las ciudades pero al menos dando el tiempo suficiente para que se evacuen todos. La unica forma de llegar al mañana es estar en continuo movimiento ya que estos demonios son buenos rastreando con sus fieras. Los Ardientes arrasan con el suelo verde y fértil que alguna vez fue, dejando seco los suelos, rios, bosques inmensos en solo troncos sin vida, toda vida que alguna vez habitó en ellos ya no existe, haciendo que se extrañe hasta una simple brisa, el canto de un ave o la vista de un ecosistema tan rico y lleno de vida. Pero todo esto era tan solo un recuerdo, un bello recuerdo de lo que alguna vez fue, pero yo inocentemente creo que todo tiene un fin, que alguien aparecería para poner punto final a este apocalipsis y sufrimiento que pasamos, alguien llegaría para protegernos, sacarnos de esta situación y acabar con el mal desterrándolos de nuestro mundo.

Pero lejos de esto, solo podía contemplar el poder absoluto de los Ardientes, acabando con los últimos rastros de civilización, templos, reinos, ciudades, biomas, nada estaba a salvo con el avance de ellos, sin nada ni nadie que los detenga. La comida es escaza, mi padre traía lo que podía, con suerte un pez o ardilla y con ello debíamos mantenernos, mi madre nos cuida junto a mi hermana y hermano, quienes al ser menores que yo debía de entretenerlos, mantener la poca alegria que aun quedaba.

Hasta que un día, veo a mi papa regresando de su caza agitando los brazos corriendo con toda prisa y gritando:- corran!!! Argho corre, ya vienen!!!-

ArghoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora