Una mañana cualquiera, eso era. Otra simple mañana cualquiera.
O eso quería creer el joven Max West. Otra vez se reuniría con sus amigos, otra vez tomaría sus pastillas para el celo, tomaría algo extra para ocultar su olor y evitaría ser acosado como últimamente ha estado siendo. Fingiría estar bien ante V. Y lo único que esperara que cambiara es que Jack le volviera hablar y se reunieran como siempre solían hacer.
No sabe en qué momento comenzó a evitarlo. Sólo empezó a alejarse de él y tomar cierta distancia.
Lo que el pobre omega no sabía es que Jack estaba teniendo una batalla interna con él mismo.
¿Cómo iba a explicarle que su aroma era algo que lo drogaba y no podía controlar? En la víspera de sus 17 años Jack acababa de obtener los resultados de su análisis de prueba y recién descubrió que era un Alpha. ¡Un Alpha!.
Cuando conoció a Max pensó "Es un Alpha el que me ha rescatado". Se lo creyó por mucho tiempo.
A quien le robaba sus suspiros pensó que era un Alpha por el hecho de que desprendía un aroma que el percibía atrayente. Demasiado. Un olor a chocolate y cereza. Demonios él ama las cerezas.
Pensó en algún punto que ese era el aroma de su Alpha. Porque él se embriagaba con el solo hecho de estar a su lado. Se había contenido muy bien. Creyó que podría estar con Max como su Omega.
Qué equivocado estaba.
Se empezó a dar cuenta de que no podría estar mucho cerca de él sin querer tomarlo como suyo. Algo le gritaba "reclámalo". Y no entendía el porque hasta que fueron al hospital por esos análisis.
Desde entonces intentó mantener distancia con él. Para no cometer ninguna locura, su prima Vannessa estuvo de acuerdo, pero pensó que era exagerado de su parte alejarse de su mejor amigo.
Y él le respondió que no era exagerado. Que era sólo una medida preventiva.
Ahora, desde hace dos semanas que se enteró, sólo se ha limitado a observarlo de lejos. Y eso es aún nada puesto que su aroma le persigue constantemente.
Desde hace dos semanas Jack supo que era un Alpha. Y desde hace dos semanas también se dio cuenta de que Max no lo era. Él era un Omega. Y sería su omega, era algo que se propondría a hacer.
Y así llegamos al día de hoy. Donde ambos chicos se dirigen a su escuela, y cada uno con sus propios problemas; uno preguntándose porqué su mejor amigo no le habla y el otro porque no puede acercarse a su amado.
-Hola V. - saludó el peli azul a su amiga.
-Oh, hola, Max. ¿Algo nuevo que reportar? - respondió mientras seguían su camino.
-Creo que yo debería hacer esa pregunta - una expresión de duda y seriedad se formó en su rostro.
Suspiró - Max, si es por Jack no puedo decirte nada. Es mejor que él te lo diga todo. ¿En serio no haz podido acercarte a él?.
-¿Yo? P-pero si es él el que no me habla. ¿No debería él venir a pedirme una disculpa o algo así? - molestia salía de su boca. El mechón de su cabello empezaba a partirse un poco debido a ello.
-Aaggh, Max eres odioso con esos genes West. No te dejan ver con claridad que lo que debes hacer es encararlo y decirle "¡Oye, Jack, ¿qué está pasando?!" - exclamó algo irritada. ¿Y cómo no? Max siempre ponía un escudo de orgullo cada que se trataba de estos asuntos, era molesto.