Su situación actual lo obligó a marcharse a la ciudad.
En un momento tuvo una felicidad plena viviendo con sus padres entremedio del bosque junto a su manada, pero el estallido de las discusiones con un clan vecino desmoronó todo a sus pies. Ya no más casa donde vivir ni personas a las que mirar. Se acabó todo y BaekHyun solo vio a su alrededor árboles y maleza incinerada, pero a ninguno de los suyos.
Tuvo los inestables recuerdos de una ardua lucha y su cuerpo adolorido se lo confirmó. Aún podía ver en su mente el fuego prendiendo la madera de las cabañas que hacían de hogar y a las personas corriendo de un lado a otro para evitar que las grandes bestias lobunas no los despedazaran.
Era terriblemente triste saber de antemano que pasaría. Su manada, de forma inexplicable, fue poblada por demasiados omegas, teniendo por consiguiente una serie de malas decisiones debido a la escasez de los alfas. Y opuestamente, sus vecinos tenían demasiados alfas con mentes brillantes, los cuales se descontrolaron mucho al no encontrar una estabilidad por la falta de su pareja. Por alguna extraña razón, iban en contra de la naturaleza y a ninguno de los dos clanes se les ocurrió que la mejor idea sería juntar a ambas manadas. BaekHyun lo pensó en cierto momento y se arrepintió de no abrir la boca a tiempo, pero, lamentablemente, las diferencias que hubieron entre los dos grupos impidieron cualquier cercanía amigable.
Con dificultad se paró sobre sus dos pies y avanzó hacia su aldea, dejando por fin el matorral de arbustos en el que se refugió para que no lo encontraran. Los ojos le picaron apenas puso un pie sobre los caminos que llevaban hacia las distintas cabañas, aunque eso no se debió al humo que aún quedaba en el aire debido al fuego, sino a la tristeza que lo albergó al ver tal escenario.
Al notar las viviendas destrozadas se apresuró hacia la suya, encontrándose nada más que con unos cuantos pilares a medio quemar que aún permanecían anclados al suelo y algún que otro objeto que hubo dentro de la casa. De sus ojos brotaron las lágrimas y se vio obligado a dar una serie de pasos hacia atrás para no ver la desastrosa imagen.
Recorrió todo el lugar para intentar encontrar a alguien con vida, pero claramente todos fueron despedazados por los lobos o tuvieron la suerte como él de escapar.
Fue una decisión difícil de aceptar. Empezar de cero y construir todo de nuevo. Primero, tenía que escoger un lugar adecuado donde vivir, ya que el territorio de su antigua manada estaba totalmente destrozado y solo haría de él un hombre lleno de penurias. Esa fue la razón por la que decidió irse a la gran ciudad. El trayecto hasta el lugar fue agobiantemente largo y gracias a uno que otro granjero logró llegar hasta Seúl sano, aunque con bastante hambre y sed.
Tendría más oportunidades, más esperanzas de sobrevivir. Especialmente al tener presente que podría encontrar a su primo por esas calles. A pesar de que creyó que no tenía nada, logró salir con su teléfono después del altercado, por lo que no le costó tanto encontrar el número de su primo entre los contactos.
—¿BaekHyun? Hace tanto tiempo que no me llamas, hombre.
El pulso le tembló y sus ojos se cristalizaron de inmediato—. Sucedió algo, Dae. Ayúdame.
—Baek, ¿qué pasa?
—La manada. —Su labio inferior tembló y se tuvo que llevar la mano al rostro para apretarse el puente de la nariz en un intento inútil por retener las lágrimas.
—¿Dónde estás?
—En la estación principal de Seúl.
A pesar de la fuerte sensación que le oprimió el pecho, no permitió en ningún momento que las lágrimas cayeran y su tristeza se dejara ver ante las demás personas. Simplemente esperó ahí sentado en una de las bancas del lugar mientras apretaba fuertemente las manos sobre sus rodillas en un intento de contenerse.
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Anti-lobos • || ChanBaek ||
Fanfiction|•| Vio los blancos colmillos en sueños y recordó los gritos despavoridos de los integrantes de su manada. Una vez que despertó no pudo olvidarse de esa horrorosa pesadilla. Incluso estuvo tan cegado por el miedo que ni siquiera notó que su pareja e...