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—Buenas tardes señorita Adams, por favor tome asiento.

Acato su orden rápidamente.

—Ocupo contarle esto a usted, pero por favor no me crea loca. —Suspiro. —He.. He visto a alguien en mi casa.

—¿A alguien?

—Sí, a un sujeto.

—¿Puedes definir como era?

—Por su puesto —Hago una pausa. —Era un ser alto, creo que su cabello era largo, su ropa desgastada. Pero no pude observar su rostro, no se podía ver en medio de la oscuridad.

Suspiré un par de veces y me di cuenta que debía decirle todo, así que comencé a relatar los sucesos.

—¿Y luego de eso? ¿Qué pasó con él?

—Cerré mis ojos fuertemente llena de terror y al abrirlos había desaparecido.

Él se encontraba sumamente interesado en lo que tenía que contar así que continué.

—¿Cuándo saliste de ahí?

—Cuando escuché a mi padre llegar, lo obligué a buscar por todos lados, pero no había rastro de ese sujeto. Él no me creyó. Dígame por favor, que usted no me cree loca.

—¿Sabes? A veces yo también no sé que creer.

—¿Y que hace en esos momentos?

—Mantener la calma hasta que todo se quede en paz.

—Puede responderme, por favor —le susurró casi al borde de las lágrimas.

—¿A que?

—¿Usted me cree loca?

De repente escuchamos un par de golpes en la puerta. Era la secretaria informándonos que la sesión había acabado.

StrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora