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Es cierto cuando dicen que una mirada dice más que mil palabras. Así te miré aquel día.

Te miraba fijamente y expresando todo lo que no podía decir. Tu en cambio me miraste por encima del hombro.

—¿Qué me miras?—y esas palabras provocaron que la antártica se enfriara más de lo que ya hace.

¡Crack! Ese fue él sonido de mi desilusionado corazón.

¡Crack! Otra grieta más de tu colección.

Sonrojada y humillada, me sentí más que súper patética.

Debí de verme patéticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora