Una extraña niña

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6 años después

Stiles POV

Probablemente se preguntarán qué ha pasado en todo este tiempo. La cosa en que yo me pregunto lo mismo, ¿qué hago ahora mismo? Estoy sentado en un tronco viejo ubicado en el parque, con una pequeña pelota naranja en mi mano derecha y en la izquierda un cigarrillo.  solo mirando a los niños jugar con otros niños, o aveces los padres jugando con los niños.

Me gustaba mucho ir al parque solo a verlos jugar, quizá porque yo nunca tuve la oportunidad de jugar con mi hija. Me gustaba imaginar que Lydia, mi hija y yo jugábamos. Pero Lydia decidió apartarme de la vida de mi hija.

La última vez que hablamos fue el día que recibí la carta con la prueba de embarazo. Luego de recibirla me dirigí a su casa, discutimos sobre el futuro de la niña y el nuestro.pero al final Lydia decidió que yo me alejaría de la niña y de ella. Lydia nunca me dejó ir a verla durante el embarazo, sin saber que yo ansiaba tocar su vientre, ver lo que juntos habíamos creado, cuidarla si le daban nauseas, ser yo el que cumpliera todos sus antojos, estar con ella cuando diera a luz, ver crecer a nuestra hija, conocer a su futuro novio el cual después sacaría a patadas de la casa.

Eso último me hizo sonreír un poco, la única sonrisa sincera que salía de mí en estos últimos años. Todo eso Lydia me lo había quitado. O quizás fui yo el que lo había impedido. Todos los días le mandaba cartas a Lydia, con una disculpa en ellas, esperando a ser contestadas, pero eso nunca sucedió. Tampoco contestaba mis mensajes, ni llamadas.

Mis dudas crecían cada vez, ¿cómo estaría mi hija? ¿Ella siquiera sabe que existo? ¿Se parecería más a Lydia o a mi? ¿Cuál será su nombre? Lo único que sabía de ella era su fecha de nacimiento que era el 27/08/2010, lo que significa que ahora tendría unos seis años. Desde que mi hija nació, Lydia solo me dejo verla unas tres veces cuando era todavía un bebé. Así que al día de hoy no sé cómo es mi hija ¿loco no?

-oiga señor ¿puede pasarme esa pelota?-dijo la niña apuntando a una pelota verde que se encontraba bajo mi asiento, la cual estaba ponchada.

Esa niña me hizo sentir con un grado de nostalgia, tenía el cabello en un tono rubio rojizo pero un tono más oscuro si lo comparaba con el de Lydia, piel blanca, y unos ojos color miel, un poco parecidos a los míos a decir verdad. Era una locura, parecía como si fuese mi hija. Pero eso  no podía ser.

Apague mi cigarrillo y tome la pelota ponchada entre mis manos.

-¿está?-dije alzando mi mano para que la viese.

-sip, ¿puede dármela por favor?

-mmmm no se... ¿Para qué la quieres?

-obviamente no para jugar con ella!-dice la niña con cierto sarcasmo.

-sabes, tú sarcasmo es bueno, pero necesitas práctica niña. ¿Cómo te llamas?

-mi mamá dice que no debo decirle mi nombre a personas extrañas.

-bueno, entonces no creo que quieras tú pelota...-dije a punto de lanzarla lejos, pero la niña me interrumpió.

-¡Claudia! ¡Mi nombre es Claudia!-grita la niña tratando de alcanzar mi mano para tomar la pelota, pero como es demasiado pequeña no lo logra.

Sonreí involuntariamente otra vez, una mezcla entre felicidad y nostalgia invadía mi cuerpo, pues Claudia era el nombre de mi madre.

My Happy Ending //parte 2//Stydia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora