El primer regalo de papá

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Stiles POV

Después de unos cuantos minutos o quizás Horas de camino, nos detuvimos frente a la inmensa casa de los Martín.
No sabía quién estaba más nervioso, si Lydia o yo. Mientras Lydia y Claudia bajaban del asiento, yo me quede un rato más aferrado al volante, no me preocupaba el hecho de que cora estuviese ahí, ya que según se, ella ahora estaba viviendo en Boston.

A lo lejos divisé dos figuras que salían de la enorme casa, supe que tenía que bajar en cuanto di por completo que eran mis "queridos" suegros los que salían de aquella casa. A la señora Martin siempre le caí bien, aunque no sé si después de lo de cora eso siga en pie, en cambio al señor Martín... Bueno, digamos que yo estaba preparado mentalmente para mí muerte.

Claudia salió corriendo a abrazarlos, sus abuelos con gusto recibieron sus cariños, mientras Lydia y yo solo nos mirábamos de reojo, tratando de tranquilizarnos mutuamente con la mirada, tal y como si pudiese olerse el miedo, pues sabía que Lydia estaba igual de asustada que yo, aunque lo ocultara.

Finalmente los Martin llegaron frente a nosotros, recibiendo a Lydia con un cálido abrazo por parte de su madre, mientras el señor Martín se limitaba a acariciar su cabello rojizo con la palma de su mano. Pareciera como si tuviese miedo a tener cualquier contacto físico aún con su hija.

-¡stiles! ¡Creí que no volvería a verte por aquí! ¡Y menos con una hija! ¡Tenemos tanto de que hablar!- dijo la madre de Lydia mientras me recibía con un abrazo.

Pero no entiendo, se supone que debería odiarme, en primera, Lydia y yo tenemos una hija! Y no estamos casados, en segunda, desaparecí durante seis años, o más bien me apartaron ¿cómo se supone que explicaría eso? En tercera lo que hice con sus dos hijas no tiene perdón, o a caso... Ella aún no sabe nada? Serían dudas que con el paso del día descubriría.
Ahora lo único que faltaría sería que el padre de Lydia me amara ahora.

Notaba que él había subido un poco más de peso, además de que ahora la edad lo estaba alcanzando, eso saltaba a la vista.

-mira a quién tenemos aquí eh. Stiles esquilinski, ¿kilinski,? ¿bilinsqui?

-stilinski.. Señor - lo corregí. Sus primeros intentos comenzaban a frustrarme de verdad, y eso que ni siquiera habíamos entablado una conversación

- no te lo pregunte -dicho esto se dio la vuelta agarrado de la mano de la Sra. Martín, dirigiéndose a la inmensa casa .

La sangre comenzó a hervirme, no soportaría un insulto más de ese anciano. Uno más y comenzaría una guerra entre los dos.

Entramos a la casa, tomamos asiento todos menos Claudia, ella estaba comiendo tranquilamente en la cocina, y con más razón ya que no creo que quiera presenciar el terrible desastre que sería en la mesa.

Otra vez estaba ahí, sentado en esa mesa que pareciera que fuera mi última comida, con un silencio abrazador. Solo los nervios podían escucharse en esta casa. Han servido la cena ya, yo solo puedo preguntarme ¿por qué demonios tenía que venir aquí? Un golpeteo en la parte de las escaleras interrumpió mis pensamientos, pasos bajando de ella se aproximaban al comedor.
Y de un momento a otro estaba ahí, parada frente a la puerta, con nuestras miradas fijas en ella, era tan cierto el silencio que podía escucharse mi corazón palpitar aceleradamente. Cora estaba frente a mí, hace tanto no la veía.

Continuó su camino hasta sentarse al lado de mi. ¿Es de broma? Al lado mío, solo pude ver cómo Lydia apretaba el tenedor que ya hacía en sus manos. Baje mi mano lentamente hasta poder tomar la suya que ya hacía en su regazo, cuando finalmente lo logre ella la apartó inmediatamente. Al cora estar presente las heridas aún seguían vivas.

My Happy Ending //parte 2//Stydia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora