Capítulo 1 ~Promesa Cumplida~

20 2 0
                                    

Desperté en una camilla, al parecer había vuelto al hospital. Abrí la boca al sentir una punzada en mi cabeza, pero, en vez de gritar lo único que salió de mi fue aire. Llamé a la enfermera apretando una y otra vez el timbre a mi derecha.

- Hola "Angelito" -Escuché la voz de Isaac.

Oh no, no otra vez.

Algunos de los vagabundos que me dieron la acogida retrocedieron al ver a este bravucón imbécil con olor a cigarrillos.

- Que quieres -Respondí intentando mostrarme enfurecida.

- Así no se trata a la gente Angelito- Isaac lentamente comenzó a caminar hacia mí -No debes tratar así a tus amigos, tendré que darte una lección, ¿Te parece? -Me dedicó una sonrisa sínica.

Mierda.

El dolor comenzó a desaparecer y mi vista a fijó en la enfermera tratando de hacerme reaccionar.

- ¡Kate!, ¡Kate! -Dejó de sacudirme y me observó directamente a los ojos- niña por dios, ¿estás bien?.

- Ho~Hola Darcy -Ella es una chica que empezó oficialmente hace 6 meses como enfermera de este hospital- tranquila chica, me queda mucho por vivir -al fin y al cabo, soy un Ángel, no puedo morir.

- No sabes lo asustada que estaba cuando te trajeron aquí -La miré confundida- niña estabas llena de hematomas y sangre.

Poco a poco los golpes volvieron a mi memoria mientras fijaba mi vista en las paredes blancas. Es un hijo de puta.

- Lo siento Darcy -La miré- te prometí no volver, pero ese exquisito almuerzo mañanero que dan aquí me hizo no resistir -Le dediqué una sonrisa y ella río, era una buena chica, una la cual este asqueroso mundo aún no cambiaba y esperaba que no lo hiciera.

- Tranquila Kate, los macarrones llegarán en quince minutos ¿vale? -Asentí emocionada, ¡Dios esos macarrones eran exquisitos! Rio tiernamente y salió de la habitación.

- Debo salir de Cambridge -Musité para mí misma cuando la habitación quedó vacía, no era una elección, era algo que debía hacer. No me arriesgaría otro segundo más.

No podía seguir quedándome en este lugar, los chicos de aquí...no, estaba equivocada yo nunca había hablado con chicos normales, los vagabundos de aquí eran buenas personas, menos ese idiota y su grupo de ricachones aburridos de la grandeza. La enfermera volvió con una bandeja, en ella posaba la mejor de las delicias que había probado en mi vida, ¡Macarrones con salsa especial! Lentamente comencé a devorar esa delicia y Darcy me miró incrédula. ¿Por qué me mira así?

- ¿Qué? -Dije con mi boca llena de macarrones.

- Tus hematomas -Dijo sorprendida- ya sanaron -Me indicó mí brazo, tragué los macarrones y miré, claramente como había dicho mi piel no contenía ningún rastro de ellos. Mierda.

- Sabes que sano rápido -Indiqué tratando de sacarle importancia al asunto.

- Si, pero esta vez fue demasiado rápido, esto es como si fueras inhumana -Comentó y me paralice dejando escapar el aire lentamente.

Si típica risa contagiosa comenzó a soñar en la habitación lo cual me tranquilizó.

- Es broma Kate -Dijo y le sonreí.

Luego de terminar los exquisitos macarrones tuve una conversación con la morena acerca de mi estadía en el hospital. Me quedé el tiempo necesario (según lo que decía Darcy) para recuperarme, las horas pasaron lentas hasta que por fin era un nuevo día. No pude dormir, tampoco quería. Cuando un pensamiento llena mi cabeza nada más importa. Sabía que esto era una mala idea, lo tenía más que previsto, pero lo necesitaba, no importa si caigo en el hospital de nuevo o si pierdo lo poco de alas que me quedan. Mi único pensamiento hoy es mi "Venganza". Siempre soñé con este momento, mi maravilloso momento de demostrar quién soy realmente, de lo que soy capaz, de mostrarles que no soy un Angelito.

Había vuelto al mismo lugar, como siempre los vagabundos me dieron la bienvenida amistosamente, ellos si eran buenas personas. Nunca en mi vida había deseado tanto que la luna brillara sobre ese manto estrellado, la hora se acercaba y mis ansias subían drásticamente de nivel. Poco a poco los vagabundos a mi alrededor se dispersaron a diferentes lugares del callejón, ya era hora, estoy completamente lista y sé que será hermoso.

Su sombra me cubrió, lentamente subí mi mirada y observé su rostro, él tenía una media sonrisa al igual que yo. Su chaqueta de cuero versión ricachona deslumbraba más que los idiotas tras de sí, todos ebrios y todos multimillonarios, increíble ¿no?

Es tu momento Kate, disfrútalo.

- Pero ¿qué crees que haces Angelito? -Dijo divertido Isaac -Esa sonrisita tuya me hace temblar -Comenzó a burlarse y esos idiotas rieron ante ello. Patético.

-Es lo mínimo que puedo esperar de un marica como tú -Sonreí tragándome las ganas de patearle el culo justo ahora.

Su rostro fue cambiando de tono poco a poco tornándose a un rojo color "Voy a matarte niña". El odio se comenzó a fundir a mi cerebro dejando oculta la poca cordura que me quedaba, quería matarlo, quería hacerlo sufrir, quería que su vida dependiera de mí y de mis actos.

- Morirás -Gruño y sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo.

La rabia dejó escondida alguna señal de su ebriedad lo cual me asustaba, sacó una corta pluma de los bolsillos de sus pantalones y mi corazón se encogió al tamaño de una pasa, una diminuta pasa asustada. Isaac intentó apuñalarme y en ese momento algo se encendió en mí, instantáneamente tomé su mano y doblé su muñeca haciendo que tirarse la corta pluma.

- Pero que mier... -No lo deje terminar y comencé a golpear su rostro.

Golpeaba una y otra vez, cada golpe llevaba odio, el odio que le he guardado durante todo este tiempo; Se sentía tan bien, sus huesos quebrados, la sangre salpicando, todo era perfecto y disfrutaba cada hermoso momento de su dolor. Su cabeza comenzó a bajar, jale de su cabello para verlo y en sus ojos a notaba un brillo de súplica, miedo y muerte.

- ¿Qué pasa Isaac? -Dije y débilmente sus ojos se giraron hacia mí- ¿No te gusta ser TÚ el que siente dolor y no el que lo provoca? -sentí una punzada en mi corazón- ¿No te agrada estar del otro lado? -Me tragué el nudo en la garganta como pude.

- D....Déjame, por... por favor -Susurró a duras penas escupiendo un poco de sangre sin poder abrir sus ojos.

- ¿Qué dijiste? -Acerqué mi oreja a su rostro- ¿Quieres que siga?, oh está bien -Sonreí sínica ante sus muestras de dolor.

Lo agarré de su cabello y comencé a arrastrarlo, sus gemidos de dolor eran hermosas sinfonías para mis oídos; Al llegar a mi destino lo tomé del cuello por la parte de atrás y lo comencé a azotar con todas mis fuerzas contra la pared.

- ¡Kate, basta! ¿qué te sucede? -Gritó uno de los vagabundos.

Estaba más que claro, esta no era yo, este no era el Ángel que David me enseñó que debía ser, me dolía en cierto modo el monstruo que me convertía, pero...dios. Cada golpe que le daba liberaba una parte de mí que nunca había conocido, liberaba a mi verdadero yo y eso me encantaba.

Continuaba azotando su cabeza en la pared, este paso de ser amarilla a un hermoso rojo sangre. Dios esto era magnífico. Lo lancé al suelo y golpeé con mi zapatilla su cabeza derramando un hermoso carmesí relleno de sesos triturados. Después de haber acabado con él un sentimiento de éxtasis me llenaba, vi que los demás me observaban con terror, al mirarlos fijamente corrieron desenfrenados, me sentí un monstruo, era un maldito monstruo y me había encantado.

Me sentí observada por lo que comencé a mirar a todas partes asustada, me han descubierto. Ahí a lo lejos entre los árboles y arbustos se apreciaba con desdén una figura humana, curiosa giré y lo miré detenidamente. Su rostro estaba escondido tras una máscara negrecida por la capucha, el ver a esa persona tan extraña observándome fijamente me hizo temblar y que mi corazón acelerará su palpitar, rápidamente me alejé de allí y corrí hacia la laguna Blowhard.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 25, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Un Giro InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora