Lo despertó el silencio y un constante dolor en la rodilla. Sus extremidades ardían y lo único que sus ojos veían era blanco. Se reprochó cuando recobró por completo el conocimiento, estaba en la enfermería era obvio. Intentó levantarse pero el dolor en su cabeza aumentó y decidió mantenerse echado en la pequeña camilla. Lanzó un suspiro acompañado de una risa. No podía acordarse de la última vez que estuvo en una enfermería por una lesión o algo parecido.
Los recuerdos de lo que ocurrió antes de que perdiera el conocimiento aparecieron en su mente sin aviso. Un compañero lo había atacado por detrás y había caído al suelo desde una de las rocas más altas del complejo durante el entrenamiento. Estaba seguro que los cinco idiotas que llamaba amigos lo habían cargado y llevado a enfermería después de que todo se volviera negro.
Estuvo varios minutos mirando el techo de madera blanca recordando la escena una y otra vez. Había actuado mal, no debió darle la espalda a su enemigo y sobretodo debió haber atacado antes, como un buen líder haría. Su error no solo lo había clavado a una camilla por quien sabe cuantas horas sino que también debió costarle la victoria a su equipo, lo que significaría un mes más sin salir al exterior.
Su remordimiento pudo más que el dolor e hizo el amago de sentarse en la camilla ignorando como su cuerpo parecía estar en llamas. Giró la cabeza a la pequeña mesa a su costado y al objeto sobre ella. Cogió el extraño objeto entre sus manos cubiertas de vendas -al igual que gran parte de su cuerpo- con el rostro distorsionado por la confusión. De pronto el dolor en la rodilla, la cabeza y todo su cuerpo pasó a segundo plano y en lo único que podía concentrarse era en la imagen de papel que tenía entre sus dedos.
La imagen mostraba a una chica de unos diecisiete de cabello azabache, piel pálida y rasgos afilados. Sus ojos, de un color casi negro, le daban un toque tenebroso, como si estuviera a un segundo de lanzarse sobre quien tomo la fotografía. Pero eso no fue lo que lo aterró sino quien se encontraba abrazando a la chica mirándola con algo que el identificó como adoración. Era él. Era su rostro, su cabello, su cuerpo. Era él y, aunque no fuera posible, no tenía dudas sobre ello.
Unos pasos aproximándose lo alertaron y guardo el papel en el bolsillo de su pantalón. Una marea de pensamientos llenó su mente, uno más loco que otro. Él jamás había visto a esa chica. No era de la academia, no era de su familia ni de su pueblo natal.
Los pasos se volvieron personas y dos chicos y dos chicas aparecieron en la enfermería con una sonrisa enorme.
―¡Kad! ―gritaron con fuerza y, sin ningún cuidado lo taclearon entre risas y disculpas por parte de sus amigos.
Estuvieron toda la tarde conversando con la única interrupción de la enfermera para cambiar sus vendas. Según ellos había dormido casi dos días completos y a Rapher, el chico que lo empujó, le habían prohibido practicar su Nox durante tres meses.
Pensó en hablarles de la extraña imagen que encontró pero supuso que se trataba de una broma de ellos y no quería que creyeran que había caído. Sí, era una broma, o esa era la razón más lógica que su adolorida mente podía formular en esos momentos.
Con esa idea en su cabeza se despidió de sus amigos cuando fue hora de dormir y se rio cuando Jael se ofreció a dormir en una de las camillas para hacerle compañía. Reglas eran reglas y, a menos que uno de sus amigos se rompiera un hueso, debía dormir solo en esa antigua y blanca habitación por algunas noches.
Se acomodó en la camilla buscando sin éxito una posición adecuada para dormir. Su altura era un problema sin contar sus anormales y grandes extremidades.
Cuando por fin logró conciliar el sueño había olvidado por completo a la chica de la fotografía. Había olvidado su adorable nariz y su sedoso cabello. Había olvidado que, en un mundo lleno de magia, una fotografía tuya con una chica que no conoces puede acarrear problemas tarde o temprano.
Y, para su mala suerte, esta vez era temprano.
Era el turno de Kad de soñar con sombras.
¡Hola!
Un antiguo proyecto que ha renacido de las cenizas. Espero que les guste.
No se olvide de votar y comentar si les gustó.
ESTÁS LEYENDO
Criaturas peligrosas
FantasyExistió un mercenario que soñaba, Existió un monstruo que temía. Un día sus caminos se cruzaron Y el mundo dejó de pertenecer a la luz.