[Capítulo final]
Nadie nunca creyó que pasaría, pero los accidentes ocurren.
Al principio, en el escándalo de los ruidos, el titiritero no presta atención a los ruidos que hacen las grietas formándose en las máscaras, pero cuando estas comienzan a caerse dejando ver aquellos rostros pálidos y serios, logra captar la atención de este.
Y entonces todo se vuelve una locura, y parece que el tiempo se detuviera junto con las risas y el semblante alegre del hombre cambia, las máscaras se caen completamente hechas pedazos en las faldas de los comensales. Por un momento, se oyen suspiros, ya que al romperse las máscaras, también se rompieron los hilos que los movían. Y ahora son sólo ellos, personas tratando de complacer a un hombre. Y ese hombre, que antes era alguien de traje extravagante, sombrero y maquillaje, comienza a perder poco a poco sus cosas. El sombrero se le cae hacia atrás hasta ser perdido de vista y la ropa se le cae del cuerpo como una seda, mientras que el maquillaje abandona su rostro como si de agua se tratara.
Ahora son sólo comensales vestidos de forma elegante, comiendo en un lugar mucho más pequeño y rústico del que habían estado antes, con un anfitrión vestido de forma casual con colores vivos. Los rostros que antes se mostraron alegres y monótonos, todos iguales en dimensiones y colores, ahora se muestran distintos. Cada uno uno posee una característica única, dejando ver rostros largos, otros ovalados, otros cuadrados. Ninguno es igual.
Y ahora que el titiritero es sólo una persona alegre, y los comensales son sólo personas tratando de agradar, pueden ver la realidad. Y es, sólo entonces, cuando alguien se ríe por voluntad propia, mirando a los demás que se unen a él poco a poco. Y el silencio se vuelve un jolgorio, colapsando el lugar de buenas vibras rápidamente.
La sensación es rara, pero es agradablemente nueva, y todos llegan a la misma conclusión: Podrían acostumbrarse a esto.
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Caras y caretas
RandomA veces, no todo es lo que parece, sobre todo en las familias. Y esto mismo descubrirán los personajes de nuestra historia, cuando se den cuenta que sus propios pensamientos tergiversan la realidad de forma poco agradable.