Y como era una excelente narradora, mantuvo muy entretenido al Sultan. Hasta que, cuando estaba en la mitad del relato, comenzó a hacerse de día.
—Lamento dejarlos sin conocer el final— dijo la joven, simulando que ella también había sido sorprendida por la mañana—. Si tuviéramos más tiempo, podría concluirla. Pero el día se aproxima y se que ha llegado la hora de mi muerte.
La curiosidad del Sultan por conocer el final de la aventura pudo más que su crueldad. Entonces decidió aplazar la ejecución hasta la noche siguiente.
Como ya sabemos, los deseos de un Sultan no pueden contratistas, de modo que asi se hizo. Shariar paso todo el día ocupado en sus asuntos de gobierno, aunque un poco distraído, pensando en el final del cuento. Al anochecer, volvió a reunirse con las hermanas y la historia continuo hasta su fin.
Todavía era temprano, así que Dunaziad propuso escuchar otra. El Sultán accedió y Sherezade comenzó el segundo relato, que resultó aun más interesante que el primero.