Volvía a su hogar luego de un largo día de trabajo, se sacó la chaqueta para tirarla sobre el sofá y se detuvo frente al amplio ventanal que tenía el living de su departamento. Desde ese lugar tenía una hermosa vista de la ciudad, tanto de día como en la noche, donde las luces iluminaban la ciudad por completo. Para ser tan joven, ya tenía todo un imperio de dinero forjado, un departamento que podía competir con una casa de las mejores y una pareja que muchos deseaban y no se cansaban de perseguir, pero no se acomplejaba por eso, sabía que solo tenía ojos para él. A pesar de todo el éxito que lo seguía, su desarrollo laboral no lo tenía para nada feliz y por lo general siempre estaba con un ánimo de perros, por eso la gente no solía meterse con él, ni hablarle mucho. En el trabajo solo se encerraba en su oficina y no salía hasta la hora de volver a casa, y es que su trabajo ya lo tenía más que harto, la rutina lo tenía aburrido, o más bien, siempre lo había tenido aburrido.
Chasqueó la lengua y soltó un leve gruñido al recordar que no estaba haciendo con su vida lo que en verdad quería, que nunca lo habían dejado seguir su sueño, pero unas suaves manos le desbrocharon los primeros botones de su pulcra camisa y se colaron dentro para acariciar su pecho.
-¿Por qué no me avisaste que habías llegado?- le reprochó una suave voz en su oído.
-Lo siento, Jiminnie, pensé que tal vez ya estarías durmiendo- respondió girando la cabeza para besar a su compañero. El menor puso sus manos en la nuca del rubio, alargando más el contacto.
-Sabes que siempre te espero- dijo el castaño, abrazando al mayor, reposando la cabeza en su hombro. –De nuevo tienes el rostro fruncido.
YoonGi soltó una risa suave ante la observación del menor, a pesar de todo, Jimin siempre sabia como sacarle una sonrisa.
-¿Tienes hambre?- preguntó Jimin mientras deshacía el abrazo y caminaba a la cocina. -¿Te preparo algo?-
-Solo un café, por favor- respondió el rubio.
-Estás loco, no te daré café a estas horas de la noche, no podrás dormir- le regañó el menor. –Te preparare un té-
El mayor solo respondió con un bufido y se dirigió a la habitación que compartían. Esta se encontraba en el segundo puso, con el baño y otra habitación que YoonGi usaba como estudio. Se cambió por ropa más cómoda y bajo a la cocina con el menor, que ya tenía su taza lista.
-¿Te iras a dormir apenas termines?- le preguntó Jimin, al ver que el mayor tomaba la taza y se disponía a salir.
-No, amor- dijo el rubio mientras subía la escalera. –Iré al estudio a ver un par de cosas y luego iré a la cama-
-Entonces me iré a dormir- le informó el menor. Jimin apagó las luces del primer piso para luego dirigirse a su habitación.
El mayor entró a su estudio y dejó la taza sobre el escritorio, se sentó frente a su computadora y comenzó a ingresar las finanzas del mes en la plantilla anual mientras bebía su té. Su empresa era de diseño y publicidad, herencia de su padre y aunque lo llevaba todo de maravillas, siempre había odiado todo lo que era el trabajo de oficina y administración. Pero su progenitor siempre le dijo que sus sueños no valían ni la milésima parte de la empresa, por ende los tuvo que dejar para convertirse en dueño del imperio que forjó su familia, un imperio que él no quería.
Cuando termino de teclear la última información y su taza se hallaba vacía, apagó el aparato y se encaminó a su habitación, ya eran pasadas las dos de la madrugada. Entró a su habitación sin hacer ruido y cerró la puerta tras de sí, sentía la suave respiración del menor, lo que le indicaba que ya estaba profundamente dormido. Como ya tenía su pijama puesta solo se metió bajo las sabanas y abrazó al menor por la espalda. El castaño al sentir los brazos de su pareja, en un acto inconsciente, se giró para acurrucarse contra el pecho del mayor, YoonGi solo sonrió y le dio un suave beso en la frente, antes de dejarse llevar por el sueño.
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Decisiones Intrincadas (YoonMin)
FanfictionYoonGi y Jimin llevan cuatro años de relación, sin discusiones, sin problemas. YoonGi, se siente atrapado en un trabajo que no lo motiva, viendo como su vida pasa por delante sin lograr nada de lo que le gustaría. Parecía que todo iba normal, hasta...