YoonGi se encontraba frente a la puerta del departamento de Hoseok, no sabía si tocar o dar la media vuelta para ir a su hogar. Estuvo frente a la entrada un par de minutos y luego soltó un suspiro cansado, apoyándose en la madera y sentándose en el suelo. Todo era tan confuso para él, todo tenía que ser malditamente difícil este último tiempo, todo lo irritaba considerablemente. Estaba sumido en sus pensamientos cuando la fuerza de gravedad lo tiró de espaldas al suelo, golpeándose la cabeza en este.
-¿Suga?- escuchó la voz del menor algo preocupado. No respondió, solo lo miró y soltó un bufido, Hoseok se agachó a su lado para ver si el rubio se encontraba bien. -¿Puedes levantarte?-
-Claro que si- respondió el mayor algo molesto, se puso de pie sintiendo un fuerte dolor en la nuca que lo hizo soltar un leve alarido. El pelinegro se preocupó y lo ayudó a apoyarse en él, toco suavemente la nuca del rubio, no tenía rastros de sangre pero definitivamente se iba a inflamar.
-Es mejor que entres y te recuestes- el pelinegro lo guióa su habitación y lo recostó con cuidado en su cama, YoonGi hizo una mueca de dolor al apoyar la cabeza en la almohada. -Iré a buscar algo de hielo y un antiinflamatorio-
Suga no respondió, Hoseok fue hasta su cocina por un vaso de agua y un poco de hielo, luego pasó por el baño para sacar una pastilla del botiquín y volvió a la habitación, encontró a YoonGi con los ojos cerrados.
-Ya volví, tomate esto- le dijo entregándole el medicamento y el vaso de agua, el mayor metió la pastilla a su boca y la trago con ayuda del agua. -Acuéstate de lado, dándome la espalda-
El rubio obedeció sin decir ninguna palara, su cabeza dolía a horrores. De la nada sintió un tacto gélido en su nuca que le causo un escalofrío pero era aliviante a la vez, estaba adormeciendo la zona del dolor.
-¿Se siente mejor ahora?- preguntó el menor sosteniendo la bolsa de hielo contra la nuca de Suga.
-Sí, mucho mejor- cerró los ojos, estar así lo relajaba, había tenido un largo día en el trabajo y quería escapar de su mundo aburrido y ajetreado.
-¿Qué estabas haciendo ahí?- Hoseok al fin había soltado la pregunta. La verdad es que nunca se hubiera imaginado que al abrir la puerta caería el mayor literalmente a sus pies. Quedó un poco impresionado cuando YoonGi se golpeó contra la entrada de su casa.
-Estaba pensando si tocar o no- Suga odiaba admitir ese tipo de cosas, como, que a veces sentía dudas de sus acciones, pero con el pelinegro nunca había podido ocultar ese tipo de cosas.
-Que idiota eres- el menor soltó una risa ante la explicación del rubio. -¿Por qué dudas de esas cosas?-
-Tal vez estabas ocupado- dijo encogiéndose de hombros.
-En realidad te estaba esperando- aunque no lo podía ver, YoonGi estaba seguro de que el pelinegro tenía una sonrisa en su rostro.
-No seas mentiroso, ibas saliendo- sabía que Hoseok estaba utilizando sus técnicas de conquista y esa fue una.
-Tienes razón, en realidad iba de compras- dijo riendo, YoonGi seguía siendo igual de perceptivo con él, como siempre.
-Lamento haber interrumpido- se disculpó el mayor.
Hoseok acarició el cabello del mayor suavemente, hacía años que no sentía la suavidad de las hebras del cabello de Suga. No pensó que después de tanto tiempo dejara que lo tocara, al principio había sido bastante arisco con el tema del tacto, aunque con el menor había dejado de serlo hace mucho tiempo. Pasaron unos minutos en silencio y por la respiración del mayor, el pelinegro se percató de que se había quedado profundamente dormido. Quitó el hielo de la nuca del mayor y lo acomodó mejor, decidió cubrirlo con una manta porque estaba empezando a hacer frio. Le sacó los zapatos para que estuviera más cómodo y salió de la habitación dejándolo descansar, el rubio parecía más cansado de lo normal, Hoseok concluyó que debía estar pasando por una situación de bastante estrés y desgaste psicológico.
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Decisiones Intrincadas (YoonMin)
FanfictionYoonGi y Jimin llevan cuatro años de relación, sin discusiones, sin problemas. YoonGi, se siente atrapado en un trabajo que no lo motiva, viendo como su vida pasa por delante sin lograr nada de lo que le gustaría. Parecía que todo iba normal, hasta...