Abro los ojos y me toco la frente, está mojada al igual que mis manos y mi almohada. Los detalles de la pesadilla de la noche anterior volvían a mi cabeza: Estaba atrapada en un gran sitio que no conocía y una voz me gritaba que escapara, mas yo me quedaba quieta y todo se volvía negro...
Respiro entrecortadamente y voy al baño, me miro al espejo y me noto más pálida de lo normal. Aparto un mechón de mi cabello castaño y lo pongo detrás de mi oreja. Mis pupilas están dilatadas y hacen que el color verde que había en mis ojos apenas se viera.
Salgo del baño y me visto, eran las seis de la mañana y todavía falta una hora para ir al colegio así que saco un libro de mi pequeño cajón y me pongo a leer.
-Leah, ¿estás despierta?
Cierro el libro y vuelvo a guardarlo en el cajón, leer estaba mal visto.
-Si, Enar. ¿Qué pasa?
Enar era mi hermano pequeño, era un completo desastre pero tenía un corazón enorme, el más grande que he visto.
-¿Me haces el bocadillo?
Le sonrío y le revuelvo el pelo hasta que se deshace de mi quejándose y vuelve corriendo a su habitación. Cuando acabo, me hago un moño alto y cojo mi mochila para dirigirme a clase.
••.•´¯'•.••
-Espera Leah!
Me giro, allí estaba Alaia, mi mejor amiga.
-¿Qué tal te ha salido el examen? No tienes muy buena cara
-Estoy mareada, eso es todo.
Siento que es algo más, veo destellos negros en las paredes y en el cielo, no dejo de verlos. La cabeza me da vueltas y sólo quiero irme de allí.
-Te acompaño a casa, ¿de acuerdo?
Asiento con la cabeza y dejo que ella me coja del brazo durante el camino hasta la escuela de mi hermano, tenía que recogerlo cada día, ya que mi madre estaba trabajando en el mercado prácticamente todo el día.
Llego a la escuela y veo a mi hermano más serio y parado de lo normal, incluso pálido a pesar de la piel morena que había heredado de mi padre, le doy unos besos en el pelo y caminamos hacia casa sin hablar, hasta que el rompe el silencio.
-Me duele mucho la cabeza
Me entra un escalofrío al escuchar esto, pero respondo con normalidad.
-En un rato se te pasará, ya verás
-Leah... Veo manchas negras en la pared. ¿Tu las ves?
Enfoco mi vista a la pared y no veo nada, pero había tenido la misma sensación que tenia Enar cuando estaba en el instituto. Me empiezo a preocupar, puesto que esto no nos había pasado nunca o al menos a mí.
-Enar, ¿te ha pasado esto antes?
-Antes jugando al fútbol he visto una mancha negra en el cielo y me he quedado mirando hacia arriba, me han hecho una falta -se quita el pantalón manchado de tierra y me señala la rodilla- ¿Puedes curármela?
-Claro.
Voy al baño donde hay un pequeño botiquín que tenemos de emergencia, saco agua oxigenada y tiritas de colores y vuelvo al comedor.
-Esto te picará un poco -le echo el agua oxigenada en la herida, solo bastan unas gotas para que empiece a gritar- Anda ya, si no pica.
Mientras se estremece de "tanto dolor" le pongo una tirita roja cubriendo la herida y le doy besos alrededor.
-Ay! Para!
Le achucho un poco y por un instante me olvido de que mi hermano está viendo cosas que no debería ver al igual que yo y me dejo caer en el sofá. Poco a poco, me quedo dormida y vuelve a ser negro todo...
El cielo es negro, las casas, la gente. Como si un bote de tinta cubriese la ciudad entera. La chica corre desesperada por las calles, gritando, mas nadie la socorre. Al final de un callejón ve una pared que por más que cerraba y abría los ojos no era negra. Intentó tocarla y su mano se metió dentro de la pared como lo haría en el mismo mar, asombrada y a la vez aterrada miró por aquella pared esperando ver algo más y entonces la luz
El sonido de la puerta rechinando me despierta.
-¡Ya estoy en casa!
Mi madre viene hacia mí y me da un beso largo en la mejilla mientras me pregunta cómo ha ido mi día. No sé qué contestarle
"Bien. Veo manchas negras en todas partes y sueño con negro y paredes que atravieso todo el tiempo. Un día normal"
No podía contestarle eso, así que solté un "bien" y ella me sonrió dulcemente.
Hace lo mismo con mi hermano y empieza a preparar la cena, le ayudo a cortar las carlotas que tanto le gustan a Enar y hago una ensalada.
-Mamá, alguna vez has visto negro? -sigo cortando verdura y a mi madre se le cae un tomate al suelo, lo recojo- Ten cuidado
-¿Negro? ¿A qué te refieres?
-Nada, solo habrá sido un sueño
-¿Has soñado que veías negro? Lo siento Leah pero no te entiendo
-Yo tampoco lo entiendo, voy a poner la mesa
Cojo los cubiertos y los vasos y los pongo en la mesa, siempre cojo cuatro, aunque somos 3. Mi padre falleció hace cinco años en un accidente de coche y aunque esté lejos, lo sigo notando conmigo. Enar huele la cena y corre hacia el salón, evitando mirar el sitio de mi padre donde nadie se sentaba y me dirige una pequeña sonrisa cuando ve que he preparado ensalada con carlotas. Mi madre llega con la cena, hoy toca pavo y a los dos se nos hace la boca agua.
-Esas babas... Coged ensalada y ya os pongo yo el pavo
Dejo que Enar coja toda la ensalada y sólo pongo en mi plato unos cuantos tomates cherri, mi madre nos reparte el pavo y comemos hasta quedarnos completamente llenos.
-Estaba genial mamá, como siempre -le envío una sonrisa aunque ella también está un poco distraída y me evita mirar a los ojos- Creo que me voy a dormir ya, estoy cansadísima
-Que descanses, cariño
-Buenas noches mamá, pequeñajo -le revuelvo otra vez el pelo- Que durmáis bien.
Me dirijo a mi habitación donde me pongo el pijama y me meto en la cama, esperando soñar algo que me dé una pista mas de todo esto que estaba pasando, así pues, cierro los ojos y esta vez en vez de negro todo es luz.
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El cambio.
Science FictionAlgo esta a punto de pasar, algo que cambiará la vida de Leah completamente.¿Debe huir para buscar su destino o quedarse esperando por si simplemente llega?. Y tu, ¿lo dejarías todo por escapar?