Había pasado bastante tiempo. Kyle creyó que ya era hora de cumplir con su promesa, de tomar lo que era suyo. Luna le pertenecía y, aun en contra de todo un clan, estaba dispuesto a llevársela justo como le había dicho tiempo atrás. No podía esperar mas, no quería.
Llegó de mañana al pequeño pueblo en la montaña. Ya era primavera y había un insoportable olor a flores por todos lados. Los pinos estaban verdosos y la vegetación florecía. Pero en el corazón del licántropo todavía no brillaba el sol. No hasta verla de nuevo.
Los campos de los alrededores del pueblo se encontraban llenos de flores de distintos tipos y colores, el aire estaba contaminado de polen, el lugar perfecto donde los hermanos de Luna y sus delicados sentidos de olfato no se acercarían por nada en el mundo. En medio de las flores la ella se encontraba sentada, a su lado había una canasta llena de flores que había cortado para su madre. Miró una de ellas, como si ésta tuviese un secreto que contarle. Sus ojos eran nostálgicos y tristes.
—"Espérame"—susurró mientras hacía girar la flor con la yema de sus dedos. Una suave risa irónica salió de su boca mientras la dejaba a un lado—. Sí, como no.
Se paró de su lugar colocándose la capucha de nuevo. Tomó la canasta y comenzó a caminar dejando a su paso la flor en el piso.No tardó mucho en llegar al pueblo y caminar por las calles. A distancia ella era reconocible;un punto negro en el arco-iris. Sabía lo que la gente decía a sus espadas, podía escucharlos con claridad y notaba la discreción innecesaria de las personas:
"Ella es la hija de los dueños de la casona que esta a las afueras del pueblo."
"Pobre chiquilla, siempre viste de luto por su libertad."
"Nunca la he visto sonreír."
"He escuchado que sus padres son muy estrictos con ella."
"Yo oí que sus padres la han comprometido por dinero, ¿quién le haría tal cosa a su única hija?"
En parte los rumores eran algo ciertos ... y en parte no. Pero le daba completamente igual. Iba con la vista baja contando sus pasos.
Kyle se detuvo rudamente al reconocer aquel perfume, el único respiro de dulzura en medio de la apeste primaveral de aquella época. Sonrió mientras la veía acercarse. Parecía como si ella viniese pensando en otra cosa. Él se puso frente a ella, deteniendo su paso.
—¿Me extrañaste?— preguntó burlón. Pero él si la había extrañado.Ella alzó la vista. La voz era lejanamente familiar. Verlo frente a ella hizo que se pusiera un tono mas pálida. Abrió la boca, pero ninguna palabra salió de ella—¿Has visto un espíritu?—rió ligeramente—He venido a cumplir lo que dije—la tomó de la mano, comenzando a caminar llevándola con él—. Hora de irnos.
Ella lo siguió involuntariamente durante algunos segundos. Estaba anonadada, en verdad nunca esperó verlo de nuevo.
—Espera. ¿A dónde vamos?— renegó.
—Te afectó algo durante el tiempo que no estuve—murmuró el chico mientras la llevaba tras de si. Una vez estuvieron a la puerta del pueblo cargó a la chica como si no pesara nada y comenzó a caminar tranquilamente. Estaba pensando en que haría después de llegar a los territorios del clan. Luna, por su lado, comenzó a patalear.
—¡Te hice una pregunta!¿A dónde me llevas? No puedo ir contigo ¡déjame ir!
Él la miró extrañado, sin embargo,continuó caminando sin prestarle importancia a los movimientos bruscos de ella.
—¿De qué hablas, niña? ¿Por qué no puedes? Explícate.
Luna achicó los ojos y se cruzó de brazos.
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Cielo y Fuego 1 "Ella"
Hombres LoboLas novicias eternas son chicas cuyos padres son licantropos pura sangre, pero ellas no son licantropos completas. Luna, al ser novicia, es forzada por su familia a casarse con el hijo de otro clan para así mantener a todos a salvo. Pero esos plan...