Prólogo

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Mi abuela siempre me decía que los vivos tienen que dedicarse a sus cosas y dejar a los espíritus al otro lado. Tenía un don especial para poder entenderse con el más allá, pero decía que eso no era para cualquiera. Hace mucho tiempo, cuando ella todavía vivía, me habló de un libro. Un libro que te enseña a hacer cosas increíbles. Pero también decía que la humanidad no estaba preparada para esas cosas. Que nadie sabía nunca qué era lo que estaba al otro lado, escuchando, acechando... Me contaba historias maravillosas acerca de gente que podía realizar cosas asombrosas, cosas que nadie se creería jamás. Que podría vengarse de alguien en un abrir y cerrar de ojos, tomar control de su vida y hacerle pagar por el daño realizado.Pero también decía que éso no nos correspondía a nosotros, los humanos, decidir. Que era un mundo muy peligroso, en el que nadie debería meterse jamás. Según ella, ese libro nunca había traído nada bueno, a nadie. Decía que el ser humano no debería ser un ser de venganza, sino de perdón y evolución contínua.

El otro día, fuimos a la casa del pueblo. Por fin hemos conseguido vender la casa familiar. Ya estaba vieja y nadie la quería. Sólo suponía problemas por la herencia. Así que fuimos a recoger todos los trastos nuevos para los nuevos inquilinos.

No puedo olvidar ese día, en el que encontré aquello. Nunca pensé que ese libro existiese de verdad. Mi abuela no me contaba cuentos para entretenerme, aquello era real. Ojalá supiese cómo volver atrás...

Te vemosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora