Ursa Minior

381 67 13
                                    

Le apunte con mi fusil

Al tiempo que disparaba

Y una luz ilumino

El rostro de a quien yo mataba.

° ° °

Degollando sus cabezas o cortándolos por la mitad hacían de éste el vals perfecto para Yuichirō el cual no dejaba descansar su Katana que ya se encuentra bañada en ese espeso liquido carmín que causa placer en nuestro protagonista.

Dejando en su trayecto trozos de inservible tela blanca anteriormente perteneciente a su enemigo, se daba paso a sus próximas víctimas.

Oh hermoso ocaso que tiñes el cielo de hermosos colores pasteles y sufres de la desgracia al ver esta cruel escena de un pobre chico ahogado por la venganza que ésta apunto de cometer el mayor error de su vida.

Inhalando el puro olor metálico característico de la sangre, observo a esas bestias vestidas de blanco las cuales ya se acercaban a él a gran velocidad, no se inmuto en lo mas mínimo.

Preparado para seguir desgarrando cuerpos algo capturo su atención.

Detrás de todas esas ondeantes capas pudo percibir una cabellera de cerdas rubias tal oro, ¿Extraño no? La mayoría de los vampiros suelen tener melenas plateadas cual Luna brillante.

Por algún extraña razón, esa cabellera rubia le era muy familiar.

Volviendo a la realidad. Yuichirō dio unos cuantos pasos firmes y con ágiles movimientos arrebataba la inmortal vida de esos vampiros.

De algo que si se percato sin necesidad de analizar es que ya estaba a pocos pasos del vampiro con diferente cabellera, éste se encontraba de espaldas a lo cual Yuichirō expulso unas cuantas carcajadas, esto obviamente captando la atención de su enemigo.

Sin pensarlo más, corrió hacia su víctima minimizando los metros de distancia que los separaban.

El rubio al sentir la cercanía del humano chasqueo su lengua y giro su cuerpo para toparse con unas esmeraldas que lo petrificaron por completo al darse cuenta de a quien pertenecían.

Novato, pensó Yuichirō a sus adentros al notar la distracción del vampiro y en un abrir y cerrar de ojos, su arma ya se encontraba atravesando el pecho del rubio.

Aunque, Yuichirō hizo algo que nunca en tantas horas de batalla se percató de hacer.

Vio a su enemigo directamente a los ojos mientras profundizaba la herida.

Espero toparse con el color rojo característico de los vampiros, pero en su lugar se encontró con unos brotes zafiro que no se despegaban de él.

Yuu-chan.

La imagen de un tierno niño rubio vistiendo traje de ganado cruzo por la mente del azabache dándole a entender lo que esta haciendo y a quien tenia enfrente.

Oh Yuichirō ¿Que acabas de hacer?.

『Madre Anoche En Las Trincheras 』‹ SongFic ›Donde viven las historias. Descúbrelo ahora