Capitulo III

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Es interesante el efecto con el que te despiertas después de que te droguen por segunda vez en poco tiempo. Revives todo lo mismo que con la primera con el doble de intensidad. No logro pensar con claridad y mucho menos manejar mi cuerpo. Es como cuando te despiertas por la noche pero ni si quiera te das cuenta de que estás despierta. Es tan solo cuando te das cuenta de dónde estás y qué haces allí cuando tus sentidos se ponen en marcha.

–Oliver, ya han llegado.

–¿Les habéis vuelto a sedar?

–Ordenes de arriba. No queríamos que hiciesen algo que les delatase.

–¡Pues habérselo dicho! No creo que sean tan inútiles para eso.

–Eso se lo dices al jefe, verás cómo se toma que le desobedezcas.

Noto algo frío y húmedo sobre alguna parte de mi cuerpo. También algo blando, no en la misma zona, pero que es mayor.

–¿Para qué la pones una toalla mojada en la frente?

–¿Quieres que se despierte antes o no?

Dejo de sentir el frío y la humedad de antes, y poco a poco empiezo a conseguir enlazar cosas en mi cabeza como saber si quien habla es un hombre o una mujer, o que la sensación que tenía era de la toalla húmeda y que la zona que tocaba era mi frente. También escucho algunos pasos cerca de mí, que se alejan sin saber a dónde.

–Podéis iros si queréis. –dice una voz grave, seguramente de un hombre.

–De acuerdo, pero si les pasa algo o hacen algo, avísanos. No siempre se acogen a los hijos de un traidor, Oliver. –dice otro hombre. Su voz me resulta vagamente familiar.

–Que su padre sea un traidor no significa que sus hijos lo sean. –contradice una mujer. Su voz suena dulce y amable, es agradable escucharla.

–En eso tiene razón. No podemos sentenciarles antes de conocerles un poco más. -corrobora el mismo hombre al que creo que le llamaron Oliver.

Oliver... ¿De qué me suena ese nombre?

–Vosotros mismos. Aun así ya sabéis, el que avisa no es traidor. –de nuevo la misma voz familiar. – Bueno, nos iremos yendo. Ya es un poco tarde y de aquí al motel en el que estamos quedan un par de horas.

–Por aquí hay cientos de moteles. No os iban a relacionar con esto ni aun durmiendo en esta casa.

–Nunca te fíes.

Escucho varios pasos que corresponden a diferentes personas. En vez de acercarse a mí se alejan, hasta tal punto en el que no logro distinguirlas en el silencio.

–¿Dónde está Jared? -pregunta de nuevo la mujer.– No me coge el teléfono.

–Sigue fuera. –responde Oliver.

–¿Cómo puedes estar tan tranquilo? –pregunta la mujer.

–No puede ir muy lejos, Claire. El coche no tiene gasolina.

–Pueden venir Nathan y Alex a buscarle.

–Entonces estarán en el cine.

–Por favor, Oliver... –resopla Claire.

De nuevo me pone el paño mojado en la cara, lo cual hace que despierte un poco. Lo que noto que está blando está a mi espalda, así que será una cama. También siento un ligero hormigueo en mi pierna derecha, la cual puedo sentir mucho mejor, y sé por lo menos donde empieza y dónde termina.

–¿Estará aquí para la cena?

–A lo mejor cena en el cine.

Intento ignorar esa conversación insustancial para centrarme en recuperar el control de mi cuerpo. Bueno, al menos puedo pensar. Trato de mover un dedo, cualquiera, pero no me responde. Intento abrir los ojos y me pasa lo mismo. Otra vez se va la persona que me moja la frente.

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⏰ Última actualización: Jan 07, 2014 ⏰

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