capítulo 1

32 2 0
                                    

Yo era un desastre completo, no había otra palabra para describirme mejor, bueno si, horrorosa, patosa, despistada y mis defectos hacian una larga fila.

Estaba tan acostumbrada a eso. 

Hoy por ejemplo voy de prisa a mi trabajo de medio tiempo despues de la universidad, starbucks. Camino con la mirada en el suelo porque no me gusta hacer contacto visual con las personas, me siento torpe y me ruborizo con facilidad, y más con los chicos, atraigo sus miradas y no se porque, talvez mis lentes grandes y negros llaman demasiado la atención.

Lola mi compañera de cuarto y mejor amiga siempre alaba mi cuerpo y mi rostro, dice que soy hermosa, a veces me miro en el espejo y veo a una chica de estatura promedio, 1;65 para ser exactos, ojos café claros, piel blanca, más bien pálida, cabello lacio castaño claro y delgada no al extremo, si no normal, pero eso es todo, nunca he pensado en mi como hermosa, talvez el hecho de ser criada por un hombre, y no tener una mamá que te enseñe a vestir y a descubrirte a ti mismo me hizo así.

Veo mi reloj en la muñeca y observo que voy 10 minutos tardes, me esfuerzo por ir más rápido, pero de repente me tropiezo bruscamente con algo duro y mis lentes caen al piso haciendo un sonidito apenas perceptible, todo es borroso.

La angustia de apodera de mi, extiendo mis manos al frente para tocar con lo que he chocado, lo primero que siento es algo duro y caliente, musculoso talvez, Oh no, no, es ¿un chico?

Con las mejillas ardiendo por el hecho de tocar un pecho musculoso, murmuro unas disculpas que se enriedan en mi lengua y me agacho rapidamente por inercia buscando a tientas mis lentes, pero es absurdo no los encuentro, unos segundos después siento a alguien cerca de mi poniendome los lentes con cuidado, los ojos se me aclara rapidamente y al fín puedo ver a la persona que me esta ayudando, el aire abandona mis pulmones cuando miro al desconocido.

Sus ojos un extraño color gris profundo, que te gritan fuerza, temperamento y maldad, piel ligeramente bronceada, mandíbula firme y cuadrada, cabello negro revelde, un poco largo a la altura del cuello cayendo por sus ojos, y sus labios gruesos entreabiertos, se fruncen ligeramente con molestia, pero no le presto atención a lo último.

Es simplemente impresionante.

Siento que mi piel arde, y no puedo apartar mis ojos de sus labios, ¡Oh, Dios!

-Deberías de tener más cuidado niña, podrías tener un accidente- una voz gruesa, demandante y a la vez delicada me saca del trance, y me siento demasiado estúpida, por ser desastrosa en frente de este hombre.

-L-lo sient-to- medio tartamudeo, mientras miró hacia abajo.

Pero rápidamente cambio de opinión y me levanto de un salto haciendo que me tambalee tanto que el desconocido tiene que agarrarme de un brazo, el toque me envía escalofríos, las sensaciones son tan abrumadoras que me separo lo más ágil que puedo y me escabullo entre la gente sin mirar al hombre que acaba de verme siendo Un desastre.

Cojo velocidad cuando llego a la avenida 56, ya que el lugar es poco concurrido por los neyorquinos, una cuadra más, me veo de nuevo acestada de gente, ya que estoy llegando al trabajo y es muy transitada.

Como era de esperarse llego 25 minutos tarde, y mi jefa me regaña fuertemente frente al resto del personal, y termina diciendome que me descontara los 25 minutos del sueldo. Voy a vestidores y cambio mi comodo jersey una talla mas grande, y me pongo la camisa del trabajo.

Por el hecho de ser desastrosa no quiere decir que no sepa atender mesas, en realidad es lo único que me sale bien. A mi disposicion tengo 4 mesas y eso lo hace aún más fácil. Aún que a veces tiendo a equivocarme o dejar caer algo, que es descontado de mi sueldo, de hecho miento, porque soy desastrosa atendiendo mesas también, si aún tengo el trabajo es porque la dueña conoce de mi padre desde hace años.

Salgo de vestidores y en mi sección ya hay personas esperando ser atendidas, asi que me dirijo hacia allá.

                             ~●~

Aleck

Miro a la niña perderse entre la multitud de neyorquinos y algo en mi se agita, siento la necesidad de seguirla y cuidar de ella para que llegue bien a donde sea que vaya.

Pero no me muevo, es absurdo sentir esto, nunca he ayudado a alguien, siempre soy solo yo, un hombre como yo no puede sentir esto, pero esta hermosa niña se veia tan frágil que me aterra la idea de que le pase algo, y entonces recuerdo sus mejillas sonrosadas cuando el reconociemiento de que tocaba mi bíceps, pero mis pensamientos se desvian y recuerdo su tacto inseguro y torpe, y mi cuerpo reacciona de la manera que no pense que lo hiciera ¿es en serio? miro a mi abultada entrepierna que comienza a doler y me regaño mentalmente, era una niña, un poco alta, pero de seguro no llega a los 18. Joder, puedo ser una mierda que no vale nada o cualquier cosa, o como todos me dicen, Monstruo, pero nunca he sido un pedófilo, y ahora mismo me siento como tal.

Veo un pequeño trozo de papel algo desgastado y lo recojo, se que es de la niña, lo vi caerse de sus manos cuando impacto conmigo, se lo iba a dar después de colocarles los lentes pero me perdí completamente en sus ojos cafés, demasiados dulces e inocentes, lo recojo y es una factura de starbucks, en la parte superior dice: Pasar por la biblioteca. Y eso jodidamente me hace reir a carcajadas, ¿En serio anota eso para no olvidarse?.

                               ~●~

Con un buen humor paso el resto del día, a ratos saco la factura de la niña, y rio fuerte al recordarla, pero no me permito pensar mucho más que eso, porque se que si lo hago mis pensamientos de desviaran, y mi cuerpo reaccionara de la forma que no quiero.

Reviso todos los pendientes y fechas, y verifico que todo se este haciendo en orden desde mi oficina, todos creen que soy un exitoso empresario dedicado a la tecnología, en realidad es asi, tengo mis fabricas dedicadas a esa industria, herencia de familia que yo me encargue de hacer crecer, pero siempre hay algo más, mucho más.

La gente ve lo que quiere o debe ver lo que le conviene para mantenerse vivos, y yo obtengo lo que quiero sin tener que hacer nada.

Mi organización es un éxito, es contrada por los mejores mafiosos del mundo, recluto jóvenes, mujeres y hombres de la calle los alimento y entreno para ser los mejores asesinos de la historia.

Si a eso me dedico realmente. Tengo hombres y mujeres que matan y se infiltran cuando la mafia lo necesita y eso es siempre, los servicios de mi organización valen millones de dólares, pero a la mafia no le importa eso, siempre y cuando la muerte sea limpia y certera.

Los hombres y mujeres que recluto, dejan de sentir cuando llegan a mis instalaciones, solo un objetivo: ser los mejores asesinos para poder sobrevivir.

En realidad eso es lo que importa. Ser mejores que otros.

La mafia cada día tiene más influencia en el mundo, mas enemigos... algo que a mi me conviene. Pronto no habra nada más que un mundo dominado por la mafia. Y en mi cuenta los ceros aumentando.

Inocente Lujuria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora