Al día siguiente, intenté despertar con la mejor disposición y positivismo. Por mi paz mental, iba a mantener mi promesa a West e iba a escuchar a mi querido amigo. Trataría de no toparme con McLaggen, ni hablarle, ni hacer contacto visual, ni dejar que me provocara, ni dejarlo sin pelotas —o sin algún otra extremidad/órgano/miembro de su cuerpo—.
Y, si ustedes me conocieran a la perfección —que para este punto, debería ser así—, sabrían que todo lo que dije en lo anterior... era pura mierda. ¿En serio creían que si Hunter se atrevía a molestarme de nuevo, solo iba a dejarlo y alejarme con una sonrisa? Ja, ni de coña.
De hecho, sería lo contrario, estuve todo el día planeando mi momento perfecto para contraatacar. Si bien Patch Junior fue completamente predecible en su reciente afición por joderme y en plena clase de Matemática, casi rompo mi lápiz en un intento de canalizar mi enojo por tenerlo a él lanzando papelillos a mi espalda, debía ser inteligente para no ganarme más días de detención. Abalanzarme sobre él en media clase —como lo reproduje alrededor de cinco veces en mi mente—, no era la mejor definición de 'momento perfecto'.
—Aula 300: Detención —leí en voz alta la pequeña placa deteriorada pegada a la puerta de madera—, nos vemos de nuevo, compañera —añadí, dándole unos golpecitos en señal de saludo.
—Vaya, ¿por qué siento que el Aula 300 y tú tienen historia? —se rio Matt, curioso—. ¿Cuándo fue la última vez que estuviste aquí?
—Creo que fue cuando ayudé a los chicos a jugarle una broma al antiguo consejero escolar. —Dejé escapar una risa al recordar—. El muy hijo de puta se creía todo un Timothy, y, pues, digamos que todo el mundo le perdió el respeto luego de que encontráramos unas fotos bastante comprometedoras junto a una de primer año en su teléfono y se la enviáramos a Patch, y bueno, a toda la escuela. De alguna manera se enteraron de que fuimos nosotros, pero en vez de agradecernos primero, nos dieron dos lindos días en detención por robar su teléfono. Sin embargo, valió la pena.
—Ustedes han hecho cosas realmente épicas aquí antes de que yo llegara, ¿no? —Matt se echó a reír también.
—Sí, fueron buenos tiempos... —dije, sintiendo una punzada de nostalgia.
«No ahora, Carter, ibas tan bien».
—Pues, que tengas una bonita, productiva y excelente tarde en detención —bromeó mi amigo, abriendo la puerta por mí.
Lo miré con ironía.
—Que te den, Matt. —Puse los ojos en blanco, reprimiendo una sonrisa.
—Recuerda, no le prestes atención a Hunter —me recordó, acercándose a mí para dejar un beso de despedida en mi frente—. Llámame cuando salgas, si estoy libre podríamos ir a Mikey's y reponer nuestra cita de ayer.
Sonreí y asentí con la cabeza.
—¿Podrían dejar de ser tan empalagosos por un momento? Me obstruyen el paso.
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The Senior Year (Secuela de She is one of the boys) ©
Teen FictionNuevos personajes. Nuevas locuras. Nuevas amistades. Nuevo chico. La secuela de She is one of the boys está aquí. Dylan Carter logró sobrevivir a un cambio radical en su apariencia, a su caótico penúltimo año de secundaria y a un montón de alocadas...
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