Nuevos personajes. Nuevas locuras. Nuevas amistades. Nuevo chico. La secuela de She is one of the boys está aquí.
Dylan Carter logró sobrevivir a un cambio radical en su apariencia, a su caótico penúltimo año de secundaria y a un montón de alocadas...
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"Sean todos invitados al Baile de Fuego y Hielo. Nuevo año, nuevo Baile de Bienvenida, ¡y qué mejor tema que este!
Colores admitidos: Rojo, blanco y celeste.
¡Prendan en fuego su imaginación y congélennos con sus atuendos!
Los esperaremos... ¿ángeles...o demonios?"
—«Fuego y Hielo». Joder, ¿quién organiza estas cosas? —pensé en voz alta, leyendo el nuevo póster en la cartelera de actividades.
—Al menos no volvieron a hacer lo del año pasado —comentó Matthew a mi lado—. ¿Recuerdas? Las chicas tenían que invitar a los chicos.
—Tienes razón en eso —lo apoyé, divertida.
—Aunque siempre que pienso cómo te tragaste tu orgullo solo para invitarme, me pongo sentimental —confesó, haciéndome reír.
—Oh, cállate, Fitzgerald —repliqué.
—¿Se repetirá la historia este año? —añadió, haciendo un dramático gesto de reflexión.
Puse los ojos en blanco.
—No —negué enseguida—. Lamento decepcionarte.
—Bueno, tendré que vivir con ello —se rio él, todavía haciendo un espectáculo dramático—. Y, entonces ¿ya le dijiste a West del collar?
Cerré los ojos durante un segundo, digiriendo las palabras de Matt. El tema del collar me tenía los nervios de punta. Uno, porque todavía no lo había encontrado. Dos, porque me había puesto un plazo límite para encontrarlo; de otro modo, tendría que contarle a West. Gracias a los dioses del destino, siempre siendo comprensivos y solidarios con cualquier cosa relacionada a los desastres en mi vida, West había estado tan ocupado estos días que nuestras reuniones de Skype tuvieron que suspenderse y remplazarse por breves llamadas telefónicas, por lo que no se había percatado aún del vacío en mi cuello. Incluso por el celular, me había costado ocultarle información importante, en vídeo... hubiese sido una historia diferente.
En cuanto al collar, mi esperanza se hacía cada vez menos alentadora, había buscado hasta en los vestidores del equipo de natación, y ya no quedaba rincón en la escuela sin registrar, lo cual me llevaba a creer más en la hipótesis de que... Hunter lo tomó durante nuestra discusión. El muy hijo de puta lo tenía, estaba bastante segura de eso.
—No, me di un plazo de tres días para recuperarlo —le contesté—, si no logro encontrarlo... pues tendré que decirle que lo perdí.
—Apoyo la hipótesis de que Hunter lo tomó. —Matt se volvió hacia mí—. ¿Le preguntarás si lo tiene?, ¿por las buenas, o por las malas?
