Repaso de mi vida

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De pequeña no entendía por qué la gente estaba triste. Creía que lo normal era ser feliz, sonreír casi siempre y llorar de vez en cuando por haber tenido un mal día.

Pero una vez los días malos empezaron a venir uno detrás de otro sin descanso. Todo parecía una tormenta continua que duraba días, semanas, meses.

De pronto la tormenta se calmó, aunque esa calma no duró mucho. De un día para otro mi vida se convirtió en el huracán más destructivo que había visto nunca. Se me iba de las manos, era incontrolable. Mis días malos empezaban a afectar a los de mi alrededor, que no entendían por qué había pasado todo esto. Nada era estable, todo venía y se iba casi a la misma velocidad.

Un día, sin más, el huracán se alejó. Mis días volvían a tener un sol brillante en el cielo, pero yo ya estaba herida, destruida por dentro, y tenía que empezar a reconstruirme. Y eso hice. Poco a poco todo se fue organizando y mi vida volvía a tener estabilidad. Ya casi estaba todo como debía estar, sentía que tenía otra vez mi vida bajo control y eso me gustaba.
Hasta que un día sin previo aviso todo lo que había reconstruido se cayó. Supongo que jamás tuve unos cimientos fuertes.

El caso es que me he dado cuenta de que siempre intentamos ser felices y eso hace que la vida nos golpee. Y eso no es malo, es la esencia, se trata de levantarse y pegar más fuerte. Pero si no se tiene fuerza, si se está en ruinas, ¿qué se hace? Perderse y confiar en que alguien te encuentre, pero ese alguien no siempre llega. Y si llega, más rápido o más lento, se irá. Porque siempre de van. Pero de eso se trata.

Depressed.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora