•Parte 1•

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 Esta noche tú eres un millón de piezas     

que profundamente mi corazón

llenan, llenan, llenan.

Kyuhyun

⚫ ⚫ ⚫

Al final siempre vamos por un camino que no nos corresponde, que efectivamente no es el nuestro, y nos damos cuenta de eso cuando no podemos mirar atrás y dar la vuelta para volver y tomar nuestro verdadero camino, el correcto. Son cosas que suelen pasar muy menudo, como una especie de lecciones que nos da la vida para no volver a tropezar con la misma piedra más sin embargo somos demasiado ciegos y nunca vemos donde caminamos que lo volvemos hacer. Claro está que en la segunda caída es más fácil levantarte pero no quita el hecho de que siga doliendo, a veces hasta el golpe es más duro que el anterior y hay que ponerle un poquito de alcohol a la herida para que desinfecte junto con una bandita para que sane, cosa que muy pocos hacemos, algunas ocasiones, los que tienen suerte, son ayudados por otras personas a sanar sus heridas, pero otros... otros son los desafortunados, como Luhan les llamaba, no era por menospreciarlos, nada de eso. Porque él también era uno de ellos.

Un desafortunado.

Solo, intentando curarse sus heridas que ardían al contacto del alcohol y pretendiendo reparar el daño con banditas.

Estaba tan roto.

Tan remendado.

Y tan herido.

Tanto que creía que si encontraba a alguien que quisiera sanar sus heridas se rendiría en la números diez porque él ya no tenía reparación. Tantos remiendos, por aquí y por allá. Pero más en su corazón, uno que parecía latir con menos intensidad cada día, incluso podía jurar que cada minuto, eso era algo que ni mil banditas podían curar. Era como si su órgano vital bombeador de sangre se fuera desprendiendo de a poco de su cuerpo, incluso ya se había cosido la herido pero el hilo fue muy débil que no duro mucho y enseguida se rompió ¿Cuándo encontraría algo eficaz para que sus heridas sanaran? Quería creer que tal vez algún día.

Si tenía suerte.

Si vivía.

O de eso se intentaba convencer, porque la verdad era que su mente se dividía en dos y estaban en tema de debate, la parte positiva le incitaba a creer y a no dejarse caer, ser fuerte y sujetar lo que le quedaba de fe; mientras que la negativa le daba la salida fácil... caer, tan oscuro y tan profundo, donde nadie lo pudiera lastimar que se oía placentero.

Sacudió sus pensamientos quedando con la nada de nuevo. Quería creer que de verdad la muerte de su hermano no había sido su culpa, algo con lo que no hacía un buen trabajo porque siempre terminaba sintiéndose más culpable que al principio. Su mente se había llenado de nuevo, abrazando sus piernas contra su pecho hundió su rostro en ellas, todo era tan lúgubre dentro de su habitación, todo obscuro, es que así no podía ver en el espejo en lo que se había convertido, lo poco que quedaba de él, humedad surcando su rostro hasta perderse en la tela de su pantalón de pijama al caer siendo succionada por ésta, creía que ya no le quedaban más de esas por derramar, y se abrazó más a él mismo.

Llevaba tanto encerrado en su habitación que no sabía ni en qué día estaba y mucho menos la última vez que había comido, bebido agua o siquiera duchado. Momentos después alcanzó a oír ruidos fuera de donde estaba, quizás era su madre otra vez que había ido a prepararle comida que él ni siquiera tocaba, se sentía tan mal hijo también, su madre haciendo un esfuerzo y él despreciándola. Llegaba a ser tan egoísta a veces, sólo sintiendo lastima por el mismo, sin siquiera detenerse a mirar que quizás los demás también sufrían, por su causa. Debía y quería ser malditamente fuerte ¿pero cómo? ¿Por dónde empezar?

Al Final •LuHan•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora