•Parte 2•

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Cuando la marea se detenga,

Cuando las luces de la calle oscurezcan,

Cuando esté cansado de estar en el cielo, y quiera caer al mar

 ¿Quién me va atrapar cuando caiga? 

—Luhan

Olor a comida en hervor inundaba su apartamento, perdido en sus pensamientos en una danza de recuerdos que iba al compás que el exquisito aroma marcaba. Viendo la espalda de Sehun mientras cocina, estando él sentado en un banco se le hace algo familiar, es ahí donde todo se mezcla con los recuerdos y sus sentimientos se arremolinan dentro de él, haciéndolo apretar los labios para no soltar algún sonido, cuando cristales se forman en sus ojos que se convierte en agua a punto de desbordarse, algo que no deja que suceda, pero sus ojos inyectados de rojo y la forma en que su mirada se pierde, le dejaría en claro a cualquiera que lo estuviera viendo que está a nada de hacerse pedazos de nuevo, pero afortunada o desafortunadamente nadie lo hace, nadie lo ve.

Suspira.

Exhala. Tenía aire retenido en sus pulmones, tanto que estos le comenzaban a doler como diciéndole "Hey, no podemos más" pues bien, quizás ellos no son los únicos que no pueden más.

Fija su mirada de vuelta en Sehun, y en uno de esos momentos éste lo atrapa, mirándose a directo a los ojos que se reflejan en sus pupilas como únicos, entonces Sehun sonríe. Sonrisa sincera y efímera, ya que inmediatamente se da la vuelta, sonrisa dolorosa y traidora.

«—Guapo, gran trasero, cuerpo de Dioses y además cocina ¿qué más tiene este chico en su maldito repertorio? Lo quiero»

Luhan, mira el banco vacío a su izquierda, porque ¡mierda! Podría jurar que escucho a su hermano hablarle a su lado claramente, recuerdos, recuerdos... sonríe, y no está seguro de si sabe o no el por qué. Pero si sabe el porqué de esa familiar escena del recuerdo, justo como hoy, hace tiempo atrás, Sehun estaba cocinando también, hace tiempo atrás su hermano estaba vivo y sentado a su lado.

«—Voltea a ver a su hermano con una ceja en alto un tanto divertido— ¿Disculpa?»

«—Sólo míralo, hermanito, todo lo que alguien quiere y necesita»

«—Pues lo lamento, el Adonis, es mío, y como sólo hay un Sehun, ni es tus sueños lo tendrás, perra— los dos comenzaron a reírse, no había razón, o quizás sí, no importaba»

Ese día su hermano había llegado totalmente temprano de visita, ellos aún no se habían levantado, ni siquiera estaban despiertos. El punto es que Sehun también estaba de espaldas cocinando, como ahora, y sonriéndole sinceramente sin separar sus labios de vez en vez, como ahora.

Sólo que hay mucha diferencia del pasado al hoy.

Ahora, no está feliz y sonriendo, con su hermano a su lado.

Ahora, Sehun no está más para él, no es más suyo.

Ahora, se siente incompleto.

La diferencia es que... él ya no sonríe. Sólo fantasmas del pasado y sus dolorosas corrientes de felicidad que ya no volverán.

Porque ya no es el mismo. Porque ya no hay un futuro al cual pueda aferrarse y luchar para llegar a él con entusiasmo. La razón es: ya nada lo vale.

Ni siquiera Sehun.

*Insalubres lágrimas ponzoñosas hacen su desliz traicionero mojando sus mejillas dejando surcos en su blanquecina piel hasta desaparecer. Brotan más de estas, como si fueran un carnaval, muerde sus labios tan fuerte que siente sabor ferroso en su boca, no quiere sollozar, no quiere ser descubierto llorando por Sehun de nuevo, baja su rostro mirando algún punto fijo de la encimera cubierta de mármol que hace un sonido al caer una de esas gotas contra éste, sonido que sólo fue oído por Luhan, si no es que fue su imaginación. Sabe que no debe llorar y lamentarse porque es su culpa, es consecuencia de sus actos. Actos inmaduros que pudieron evitarse si él no hubiera sido tan estúpido.

Al Final •LuHan•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora