📍Oneshot

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Caleb no era un chico como los demás. Él pensaba sobre la vida, lo que esta le depararía. A pesar de su carisma, él prefería estar solo, aunque pudiera tener a todos. Era más bien una persona seria, pocas veces había sonreído de verdad, con sus dieciséis años de edad. Asistía a un instituto de prestigio, que lo preparaba muy bien en todos los ámbitos: era la Royal Academy. Sin embargo, no lo pagaba él; ni sus padres; ni siquiera alguien de su familia.

A muchos les sorprendería la fuerza con la que ataca el amor. Todos creían que era un amor pasajero, un amor de críos. En cambio ellos eran más fuertes y maduros que los demás. Las miradas de ciertas personas esconden demasiado, ¿de qué? De dolor, de enfado, de tragedia... Las almas de ellos dos, guardaban pasados oscuros.

Jude, era quien pagaba su educación. A cualquiera le hubiera parecido que Caleb es un egoísta, que se aprovechaba de Jude, que le correspondía su amor por dinero. Todos estaban equivocados.

Y también todos le señalaban por la espalda y le nombraban como el "estafador" o "manipulador". Aquellos comentarios llegaron hasta oídos de Jude, ya que antes asistía a esa escuela y tenía buenos amigos allí. Él sabía que era mentira, porque la pasión con la que Caleb le besaba, la delicadeza de sus caricias, el cariño de sus palabras... pero sobretodo la sinceridad en sus sonrisas, las que solo le dedicaba a él. Como cada noche que dormían abrazados en el sofá en la casa de Caleb. Y es que, él vivía independientemente de sus padres, en un piso barato de una de las callejuelas de Tokio, esas que nadie conoce.

Cualquiera creería que Caleb era un problemático con sus padres, que peleaban y se marchó por irresponsable. Aunque la verdad era que sus condiciones de vida eran bajas en Fukushima, junto a ellos. Su madre no trabajaba, ni siquiera la contrataban de limpiadora o camarera. Su padre tenía un (bastante) bajo sueldo en una "empresa", la última esperanza de aquella casa. Su jefe, abusaba de los Stonewall pidiéndole y quitándole dinero. Casi los encarcelaron por no poder pagar el agua caliente para asearse o la electricidad para mantener los alimentos con los que nutrirse.

Caleb tomó una decisión y a los trece años se marchó para que no tuvieran que pagarle nada a él, con eso ahorrarían mucho. No lo consultó con ellos, lo decidió él sólo. Un día lanzó la noticia al aire y supieron, que tratándose de Caleb, no conseguirían persuadirle. Las últimas palabras que le dedicó su madre fueron que él debía ser fuerte, mucho más de lo que lo fue su padre.

Se mudó a Tokio, donde desde pequeño tras el colegio se iba a trabajar para pagar los requisitos básicos para la residencia. Apenas tenía tiempo para estudiar, pero todas las noches se acostaba de madrugada para conseguir ese merecido sobresaliente.

Llevaba tres años sin ver ni apenas hablar con sus padres, no tenía dinero para viajar. Entonces conoció a Jude, quien cada segundo le hacía suspirar y quien lo mantenía en las musarañas una buena parte del día. Se vieron por primera vez en la acogedora cafetería donde Caleb trabajaba.

Y Jude, es un chico, no una chica. Lo que complicaba todo. Con innecesarias críticas. Pero la gente era un segundo plano para ellos, eran barreras que saltaban fácilmente mientras se tuvieran el uno al otro. Es complicado de definir, pero ellos se amaban. El amor es algo que las palabras no pueden domar, o por lo menos, no de una forma tan simple.

Antes se mencionó que Jude asistió a la Royal Academy y en cambio, ya no. Decidió ir con su hermana, aquella a la que le arrebataron con pocos años de vida. Ella estuvo con una familia agradable y normal. Pero Jude fue con un hombre adinerado, que se permitía exquisitos lujos.

Aquel hombre... le cambió la vida (y a Caleb: por pagarle la escuela). Pero la familia antepone todas tus necesidades. Aunque fuera como el padre que no llegó a tener, eligió a su hermana melliza.

Fudou is the typeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora