Llevo a Ash en brazos, dando pasitos acelerados hacia el dormitorio. La acuesto en la cama. Aún lleva puesta la camiseta; la mía quedó en el olvido, colgada de la mesa del salón.
—M-mi amor... —Al parecer, consigue encontrar las palabras para detener lo que podría haber acabado como una noche de lujuria sin descanso.
—Dime, mi vida... —sonriendo tímidamente.
—Tu regalo...
¡Es demasiado adorable! Tanto que me pierdo y no escucho todo lo que me estaba diciendo.
—¿Mi amor...?
—Mi vida... —Intento arreglarlo, aunque, ¿arreglar el qué? En realidad solo quiero que lo repita porque no la he escuchado debido a mi ensimismamiento cuya culpa es de ternura—. ¿Sabes? No me entero de nada, porque contigo y aquí, simplemente no puedo pensar en nada que no seas tú.
—Hace mucho que no me dices las cosas de esa manera, sin esforzarte en buscar las palabras más sofisticadas para decirme lo que sientes... Me encanta.
—¿De verdad? ¿Y a qué viene todo esto? —Dentro de mí duele un poco, duele que no me haya dicho nada respecto a eso.
—Abnegación —ríe, y yo a su vez—. Es que lo echaba de menos, no sé cómo explicarlo.
—¿Entonces quieres que parezca una persona muy básica?
—No, no es eso. Es como si me dijeras lo que piensas al momento, como si te hubieras inyectado un suero de Verdad.
—Lo entiendo, y sabes que no es algo que haga a propósito, soy yo, y tuyo, por supuesto.
—Solo mío. —Me besa, cierro los ojos y le devuelvo el beso. Acto seguido paso mis manos por las suyas, entrelazando nuestros dedos.
No calculo el tiempo que llevamos basándonos. Cada segundo que pasa, nuestros labios tienen más ganas el uno del otro; imagino que será así.
Separo mis labios de los suyos por la falta de aire.
—Te amo... —Escondo mi rostro en su cuello.
—Mi vida... —Acaricia mi cabello.
—¿Sí?
—Y yo a ti, pero yo más —se le escapa una risita.
—No, yo más. —Le doy un beso a su cuello. Se sobresalta ligeramente. Adorable, adorable, adorable...
—Yo más o no tendrás regalo de segundo cumpleaños.
—No necesito regalos. Ya tengo todo lo que quiero. —Me aferro a ella.
—Y yo, mi justicia, mi todo. —Me corresponde, revolviendo mi cabello con sus finos dedos.
—Pero aún así, quiero mi regalo.
—Y lo tendrás.
—¿Ahora?
—Cuando me apetezca —ríe.
—Digo yo que cuando me apetezca a mí.
—No, a mí.
—Cállate. —La beso desesperado, desesperado por callarla a besos. Me devuelve el beso, y yo siento mis mejillas arder cuando me toma entre sus manos.
Toda la tensión que había entre nosotros por... dar paseos, muchos..., desaparece al ser yo quien dé «el primer paso».
Me pertenece una noche más, y lo agradeceré eternamente.
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Mi Segundo Cumpleaños
Short StoryNo hace mucho que una pareja decidió armarse de valor y vivir juntos el resto de sus días. Aquí uno de sus primeros Halloween juntos.