Emily buscaba entre sus cajones su traje de baño ya que iría con su madre, su tía y sus primos a la playa.
-¿En dónde estás?- preguntó desesperada ya que tenía cinco minutos para encontrarlo y cambiarse.
-Hija tu tía y sus hijos ya llegaron, sólo te estamos esperando a ti, apúrate- Era su madre <<pero cómo quiere que esté lista si me avisó apenas ayer en la noche>> pensó.
-¡Aquí estas!
Lo sacó rápidamente del cajón en el que estaba y se lo puso, encima de eso se puso un short y una playera floja. Tomó una mochila y empacó lo que ella creía necesario para dos días en la playa: Bloqueador, una toalla, sandalias y otro cambio de ropa.
El camino no fue nada del otro mundo; 20 minutos en carro de música y papitas. Claro que aparte de eso escuchaba los gritos de sus primos al pelearse, sólo tenían seis y tres años. Comenzó a ver agua a lo lejos y después de cinco minutos confirmó su teoría, habían llegado a playa.
Como su tía tenía una casa en la playa se saltaron el desesperante paso de esperar a que les entregaran sus habitaciones. Su madre prefería quedarse con su tía a en los hoteles ya que, había un salvavidas y la playa sí era habitada, así no correrían ningún riesgo.
Emily jaló la manija del auto y abrió la puerta, el familiar clima húmedo de la playa la llenó. Con una sonrisa bajó del auto; ella amaba ése lugar, la mayoría de los veranos iban allí. Su hermano también asistía, pasaban buenos momentos allí; guerras de agua, carreritas nadando, competencia de clavados, etc. Este verano él no podía ir, se quedaría en casa para poder conservar su trabajo. Aunque él tenía 18 años le iba bien, y no estaba dispuesto a dejar el trabajo. Al principio no se llevaban bien pero conforme fueron creciendo comenzaron a llevarse. Claro que como todos los hermanos tienen una que otra pelea y malentendidos, pero se llevan bien, incluso parecen más amigos que hermanos. Emily no sabía qué sería de esos dos días sin él, pero pronto lo descubriría.
-Hija, ¿Puedes ayudarme a bajar la comida por favor?- preguntó su tía.
-Claro que sí tía- dicho esto Emily tomo la hielera que se encontraba en la cajuela del auto y se dirigió a la casa. Giró la perilla de la puerta y entró. Colocó la hielera encima de la mesa del comedor y la abrió. Comenzó a sacar las cosas que había dentro y las colocó en el refrigerador.
Sus primos, Ryan y Christian entraron corriendo a la casa seguidos por su madre y su tía.
-Mamá, quiero comer ya- dijo Ryan.
-Vayan a sentarse en lo que preparamos la comida- contestó su tía.
Ryan, Christian y Emily obedecieron. Emily sintió dos deditos tocar su hombro. Volteo para ver quién era. Ryan, el menor, sonreía mientras tenía los dedos de su otra mano en la boca y giraba ligeramente su cuerpo.
-¿Qué pasa Ryan?
- ¿Puedes hacerme el avión?- preguntó el pequeño.
- Está bien, pero no lo haré muy fuerte porque si no te mareas.
Emily se levantó de su asiento, tomó a Ryan de las muñecas y comenzó a girar. Después de unos cuantos segundos lo bajó. El niño sonreía divertido.
-Ahora yo- dijo Christian mientras levantaba sus manos para que Emily las tomara. Ella repitió el proceso.
-Ahora vamos a sentarnos, porque su mami ya viene con la comida.
Los niños hicieron caso y se sentaron. Elisa, la madre de Emily, no tardo en aparecer con unos cuantos platos con pollo.
Hubo un silencio en la comida hasta que Ryan lo interrumpió:
-Mami, ¿Podemos ir ya al mar?
-Hijo, en estos momentos yo no
puedo ir.
-Mami, yo también quiero ir ¿Podemos podemos podemos?- replicó Christian.
-Emily, ¿Podrías llevarlos tú?
-Claro- no era un problema, ella amaba a esos dos tornados de desorden.
Al terminar de comer Emily lavó los trastes y salió de la cocina.
Los pequeños la esperaban ya en la puerta. Avisó que ya se iba y salió de la casa. Cargó a Ryan en sus brazos y tomó a Christian de la mano. Al llegar divisó a mucha gente en el lugar, todo estaba bien.
Ryan bajó de sus brazos y salió corriendo, acto seguido, Christian soltó su mano y corrió también. Sin perderlos de vista se quitó la ropa que traía encima del traje de baño y dejó su celular encima de ella. Se dirigió a donde estaban los niños y jugo con ellos en la orilla del mar.
Después de un rato fueron a donde dejaron su ropa y se asolearon un poco, en realidad sólo Emily se estaba asoleando; Chris y Ry se estaban aventando arena. Emily calificaba en su mente a los chicos que pasaban por allí: << él se merece un ocho, wow que buenas abdominales un merecido nueve, lindo cabello, seis>> decía para sus adentros. Escuchó el sonido que indicaba una llamada entrante en su celular, miro la pantalla: Taylor, una llamada de su amiga. Contestó y para tener un poco de privacidad caminó alejándose de la gente.
-¿Hola?
- Emily, ¿En dónde te has metido estas vacaciones? Dios, te estuve llamando todo el día ¿Por qué no contestabas?
- Tranquila, a: como siempre en la casa de la playa de la tía Summer, b: ya sabes que no tengo recepción en la carretera- contestó Emily las preguntas en orden.
-Tienes razón, lo había olvidado. ¿Y...?
-¿Y?
-Por Dios, creo que tanta arena obstruye tu mente ¿Ya conociste a alguien?
Emily escuchó algo como si fuera un clavado; se volteó y no encontró a sus pequeños primos <<Dios, Ryan y Christian>>
-Escucha Taylor, tengo que colgar-dicho esto, salió corriendo en dirección al mar en busca de sus primos. <<Maldita sea, ahora sí estoy en problemas>>. Los buscó desesperadamente, cuando vio que alguien, específicamente un chico corría en su dirección y traía a Chris y Ry en brazos. Se dirigió hacia él.
-¿Los cuidabas tú?- espetó el chico. Cabello castaño, labios rosados y ojos celeste.
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Bueno pues aquí está el primer capítulo. Ojalá les haya gustado :) Mil gracias por leer. Si tienen alguna corrección de ortografía o alguna sugerencia me pueden decir en los comentarios, y de paso me dicen qué les pareció y así. Graaaaaaacias de nuevo y pos no sé qué más decir jeje.
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Mentira Piadosa
Romance¿Qué harías si te pusieras nervioso a la hora de confesarle a alguien que te gusta? Obviamente, le dices que eres gay.