Tres: Jin.

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Ha pasado casi exactamente un mes desde que salí del agua hasta hoy, o eso dicen quienes tuvieron la bondad de ayudarme cuando mi materia gris quedó -o así lo sentí yo- completamente seca. Mireya, Adrián, y Luis. Esos tres nombres prometen quedar para siempre en mi memoria, y si de alguna forma no lo hacen, estoy segura de que esta mujer sería capaz de tallarlos en mi piel para nunca olvidarlos.

-Entonces, por última vez, ¿cual es mi nombre?-pregunta, señalandose con sus propias manos y gesticulando exageradamente.

-Mireya-digo mirándola, probablemente con expresión cansada y solo repitiendo lo que ella me dice aunque la curiosidad y las preguntas estén al borde de mi lengua-. Ellos son Adrián y Luis-digo señalando a los dos hombres que se recuestan cada uno a un lado del marco de la puerta. Ambos se ríen de mi y mi situación-. Los demás son solo tripulación.

-Exacto -Mireya mira a Adrián y a Luis por su aprobación, ambos asienten-. No es necesario que mantengas una relación con ninguna de las personas que abordan este barco diferente a nosotros, así que sus nombres tampoco son necesarios.

Asiento, guardando mis preguntas. Si tuviera que agradecer a Floyd, Ky y Naomi en algo, sería el haberme enseñado a mentir y con esto a pensar y meditar bastante mis palabras antes de pronunciarlas. Además, el lenguaje aún se me hace extraño; claramente no es el que se maneja en bajo el agua, mucho menos en la capital y por esto el formular preguntas sería algo portentoso.

Ella por un tiempo mira a su alrededor buscando algo más que mencionar o advertir, pero al no haber nada solo me notifica de subir a comer cuando lo sienta necesario y se va, con Adrián y Luis detrás.

La habitación, o creo que así se le dice, cuenta con solo una ventana. Sus vidrios son oscuros por lo que debe estar abierta para que por lo menos un poco de luz entre cuando la pesada puerta de metal se cierra, además de tener solo una incómoda cama.

Mireya dijo que a mar abierto esta habitación es un lujo, pero yo no sabría distinguir entre lujoso o no. En la Atlántida no hay habitaciones, mucho menos camas o ventanas. ¿Como sabré entonces si esto es calidad de vida? No hay forma. No tengo forma de saber nada, en realidad. Esto hace que miles de preguntas se junten y formen a raíz de otras a pesar de haber estudiado cuanto pude del mundo humano.

Además de esto por mi mente rueda también la Atlántida, y aunque debería haberla restringido de mis pensamientos completamente justo después de haberme despertado, se me es imposible no darle paso en mis pensamientos. Más que la Atlántida completa invadiendo mi mente, son más tres pequeños factores. ¿Cómo está Daeil? ¿Dónde está Naomi? ¿Cuando es el momento de actuar?

Realmente me gustaría tener estas tres cosas claras, aún más la última. Solo tengo una estimación sobre cuando debería volver a la Altantida, o de cuando debería realmente reclamar lo que por derecho es mío; la corona.

Llegar a pensar sobre la corona me pone los pelos de punta y da paso a un frío viento que sube a mi columna para hacerme tiritar; no hay nada que avive más mi espíritu que el pensamiento de la corona, la oportunidad de llegar a ser el rey.

Me paro de la cama con energía de sobra -aunque me costó un poco- y me dirijo a comer. Debo ver a quien quiera verme en este tiempo para no volver a verlos en toda la noche, en lo posible tampoco en la mañana siguiente. Necesito tiempo para pensar en mi mismo, en todo lo que tengo que hacer y como debería hacerlo. Hasta ahora tengo las preguntas que definitivamente debo hacerles durante esta comida, aunque me arriesgo a crear sospechas sobre cosas extrañas. Solo sé sus nombres y sería extraño atacarlos con preguntas de mi tipo, pero es un derecho que se le debe dar a cualquier recién llegado.

Cuando salgo de la puerta de lo que Mireya ha denominado mi habitación; lo primero que veo es el mar. Hay una baranda plateada, como todo en este barco, que solo me deja ver el horizonte junto a el atardecer. El impulso de correr y saltar al agua es grande, realmente enorme. Tanto que mi pierna por cuenta suya hace el primer movimiento que me llevaría a saltar, pero me hago consciente de mi mismo. No debo hacerlo por mucho que quiera, además de haber estado inconsciente un mes solo por el cambio de ecosistema no creo que mi cuerpo soporte un cambio nuevamente.

Siguiendo el pasillo hay unas escaleras con vacíos entre peldaño y peldaño, de forma que se puede ver lo que hay detrás de cada uno. En este caso un trapeador, dos baldes y dos escobas. Volteo buscando a alguien que pueda responder mi pregunta, encuentro a dos hombres en la popa.

-¿Sabe cuando es la hora de comer?

X-X-X-X-X-X

BUENAS MI GENTE, ¡EPAAAA~!

Disculpen, la emoción de estar de vuelta, jsjsjsjs.

Ya sé que está cortico, pero es mejor dejarlo así a alargarlo con texto poco relevante, ¿no creen? :D

Ahora tengo una dudita. ¿Sigue Un Atardecer Contigo o actualizo Atlantida, nuevamente?

Mmm. Lo veremos cuando publique ;)

Adios mis niños~ <3

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⏰ Última actualización: Aug 07, 2018 ⏰

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