No te vayas, por favor.

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Notas de autor: Esto ya había sido escrito antes pero quise hacerle unas leves modificaciones y por eso lo había borrado. Aquí está de vuelta <3

——-

La habitación es un desastre, frente a la cama un viejo ventilador gira entre chirridos, haciendo pobremente su trabajo de refrescar el lugar.

«¿Dónde está L?» es el titular que se lee en un trozo de periódico que yace en el suelo, junto a otros papeles que parecieran ser archivos importantes, y si no lo son, alguna vez quizá lo fueron, antes de terminar abollados por todas partes.

Colillas de cigarro tapizan las sábanas, latas de cervezas yacen en cualquier rincón, restos de una pizza posan sobre la cómoda y una variedad de pastillas coloridas se esparcen sobre la mesita de noche.

Los rayos del sol se cuelan con dificultad entre las ranuras disponibles de una bolsa negra que tapa la única ventana. La falta de aire fresco ha caldeado la recamara, volviendo más nauseabundo el putrefacto hedor causado por la falta de limpieza.

Cualquiera diría que el lugar está abandonado sino fuera porque los restos de comida no parecen tener muchos días, además, pese a la falta de luz, se logra apreciar la protuberancia de las sábanas, indicando que bajo de ellas yace alguien.

—Por favor, Light. No te vayas...

**

Los atardeceres más hermosos que había observado en su vida siempre habían sido en la playa. Sentado sobre la blanca arena, viendo las nubes teñirse de un color rojizo; el inmenso y anaranjado sol reflejándose en el mar, el cual se encontraba calmo en estos momentos. Las gaviotas armonizando con sus graznidos mientras danzan elegantes por los cielos; la brisa veraniega revolviéndole los cabellos mientras el olor a sal con bloqueador solar invade sus fosas nasales. Aquella vista lo tenía embelesado, pero esa sensación de paz era realmente provocada por el chico que tenía a la par, por el castaño que veía hacia el horizonte sonriendo, cuyos grandes ojos color miel reflejaban lo redondo del sol.

—Pensé que habías olvidado que me gustan estas cosas —comentó sin apartar la vista del frente, no quería perder ni un segundo de aquel espectáculo.

—Hay tantas cosas de ti que jamás olvidaré, Light.

El castaño ladeó el rostro hacia su compañero, cuyo dedo índice se deslizaba sobre la arena

—¿Qué haces? —le tomó de la mano, con intenciones claras de apartarla para poder ver lo que dibujaba.

Sus mejillas se tornaron de un leve color carmesí al ver sobre la arena "Lawliet y Light" encerrados en un corazón.

—Siempre te quedarás aquí, Light —dijo con un deje de tristeza, llevándose la mano hecha puño al pecho

El castaño sonrió levemente pero la melancolía también se había instalado en su rostro. Lawliet había flexionado una de sus piernas, pegándola casi al pecho y colocando el mentón sobre la rodilla, viendo hacia la arena de manera pensativa, repasando aquellos nombres y pensando sobre lo que realmente significaba el "siempre te quedarás aquí, Light"

—Me gusta más de esta manera —interrumpió sonriente. Borró con sus dedos aquel dibujo y formó con su índice uno nuevo.

El azabache vio lo que Light había formado, algo muy parecido a lo suyo, un corazón de igual forma pero en lugar de dos nombres solo tenía uno escrito en medio: "LawLight". Sonrío de lado, pero aquello más que alegría, le provocó soledad. LawLight era un lindo juego de palabras para una pareja como ellos, además reflejaba la manera en la que ambos se complementaban perfectamente, pero también sugería que si alguno llegase a faltar, dejaría al otro incompleto.

No te vayas, por favor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora