Una vez me contaron,
que las líneas de la mano forman una M,porque de una forma u otra,
todos estamos destinados a morir,
a fundirnos,
como una bombilla.Pero yo no creo en eso,
aunque sea la realidad más real de todas,la mayor hostia y caricia que te va a dar la vida,
Digamos que a veces me gusta darle un revolcón a las cosas,
que no una noche loca,
sino otros significados.
Quédate a leerme y entenderme,
ya rompimos el hielo,
así que no hay frío ni escusas.recuerda que Peter le dió un beso a Wendy,
con una bellota,
y ella con un dedal.Ellos si que sabían dar un revolcón a los significados.
Dejo de enredarme,
que los nudos en mi garganta duelen,
y te sigo contando.Yo creo que todos,
de una manera u otra,
estamos un poco muertos por dentro.
M
de morir a ratos,de encender la música,
de no escuchar si late o se ha parado,
de apagarnos,
Cuando sin querer queriendo,
queremos dejar de sentir.No es solo M de estar destinado,
va más allá,
pero un poco a la izquierda
y luego a la derechay un mucho sin rumbo fijo.
M va más de vivir que de morir,
más de experiencias vividas,
de miradas perdidas y encontradas por otras,
que de bombillas consumidas.
Aunque,
ahora que lo piensotambién puede que vaya un poco de eso.
