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Liam se removía incómodo en su nueva cama. No era capaz de conciliar el sueño. Estaba tan confundido y aturdido. ¿Por qué de pronto el príncipe se interesó tanto en él? No tenía ningún sentido. ¿Acaso veía alguna gota de belleza en su pálido rostro y delgado cuerpo? ¿Algún atractivo? No, no lo tenía.

Y no podía dejar de darle vueltas al asunto. Pasaba de estar en unos barracones donde dormían en incómodas literas a tener una habitación para él solo y una cama de tamaño king. Era algo irreal para Liam. Tampoco se había llenado tanto de comida, nunca en la vida, ya que él estaba acostumbrado a tomar un trozo de pan y un extraño mejunge que les daban los guardias vigilantes de los barracones.

Era irónico. Parecía que estuvieran en la época de Hitler. Cuando los pobres judíos y otros grupos étnicos, víctimas de dicho dictador dormían en putrefactos barracones y eran tratados como escoria. Parecía mentira que eso estuviera pasando a estas alturas de la vida. Hacía varios años estaba viviendo junto a su madre en un pequeño pueblecillo de Inglaterra y ahora era esclavo del rey de Arabia Saudita. ¿Pero cómo?

Un viaje que les cambió la vida. Hace seis años que él y su madre tomaron un avión hacia Arabia para visitar a un primo carnal de su madre, un prestigiado médico. Pero cuando el avión aterrizó, un grupo de terroristas tapados hasta los ojos, secuestró a todos los pasajeros y al parecer, ellos eran soldados del rey, quien recientemente se había hecho con el control del país. Había convertido Arabia en Alemania en la época de Hitler.

Una dictadura en toda regla, donde ibas a la cárcel -o bien te pegaban un tiro- si te veían besando a alguien del mismo género. Donde las mujeres debían de estar atadas a sus maridos y solo los hombres podían ejercer algún cargo importante. Un lugar lleno de dolor, dirigido por personas sádicas, sin ningún tipo de sentimiento. Con miles de muertes a sus espaldas y la conciencia totalmente tranquila. Han roto familias, esclavizado a los más jóvenes entrenándoles para la guerra o simplemente los han hecho sus esclavos. Como Liam.

En un principio quisieron domarlo para que se convirtiera en uno de ellos, pero no superó ninguna de las pruebas físicas que se exigían. Recuerda que una de las veces, todos los reclusos tenían que aprender a disparar y utilizaban personas adultas para practicarlo. Como si sus vidas no valiesen nada. Liam no fue capaz de disparar. Sus manos temblaron y la pistola cayó al suelo.

Cerró los ojos con fuerza, cansado de todo.

Prefería morirse. Quería estar con su pobre madre. Y es que tan solo de recordarla, ya estaba hecho un mar de lágrimas. ¿Por qué fueron tan crueles? ¿Por qué tuvieron que castigar a su madre con la muerte? ¡Ojalá hubiese sido él!

-Mamá -sollozó-. Te hecho de menos -las lágrimas siguieron resbalando por la piel de sus mejillas mientras que le hablaba desde allí a su querida madre. Esperanzado con que esta pudiera escucharlo y contestarle de algún modo.

-La gente es muy cruel aquí, madre -comenzó-. No entiendo aún como puede existir gente así. Como los que te apartaron de mi lado -el nudo volvió a crecer en su garganta-. Mamá, no lo soporto. No sé porque estoy aquí. Yo debería de haber muerto. Yo tendría que estar contigo, mamá.

Sus sollozos se hacían más devastadores a cada segundo. Estaba sufriendo con creces y el aire comenzaba a faltarle.

-¡Quiero estar contigo, mamá! ¡Por favor! ¡Vuelve! ¡Mamá! ¡Te necesito! -gritó el castaño.

Cayó de rodillas al suelo, aún rogándole a su madre que apareciera. Lo único en lo que podía pensar era en su difunta madre. Se estaba trastornando, en un estado fuera de control y de su mente. Ya no sabía lo que pensar, no sabía que hacer. Estaba solo. No tenía nadie.

La puerta de su habitación fue abierta. Doncellas y varios guardias entraron en ella y se sorprendieron al ver la devastadora imagen en frente de sus ojos. Liam estaba hecho una bola en el suelo, con los brazos cubriendo su cabeza y los sollozos cada vez más intensos y dolorosos. Sintió la mano de una de las doncellas en su hombro y enseguida la apartó.

-¡No me toques! -chilló-. ¡Fuera! ¡Largo! ¡Devolvedme a mi madre, asesinos!

-Llamen al príncipe -dijo una de las mujeres a los guardias. Estos asintieron algo acongojados por la situación. La mujer de cabello azabache intentaba calmarlo, pero el castaño se negaba a que la mujer lo hablase o le tocase.

Entonces, sintió como un fuerte cuerpo lo envolvió en un abrazo. Y esta vez, no se apartó. Se aferró con fuerza al pecho del príncipe y lloró por varios minutos. Desahogando todas las lágrimas en la cara ropa del chico moreno.

Él le dio seguridad. Se sentía seguro en los brazos de Zayn y eso era algo que lo asustó en cierta forma. No debía de encariñarse con él. De un príncipe malvado.

-Cálmate, Liam -murmuró en su oído-. Está todo bien, cariño.

Liam se separó unos centímetros para ver la cara de Zayn. El chico moreno cambió su expresión al ver el dolor en las facciones de Liam. Sus ojos se volvieron más oscuros y unas tremendas ganas de protegerlo y amarlo por siempre invadieron su organismo.

El castaño era precioso, y no se daba cuenta del efecto que causaba en general. No se percataba de las indiscretas miradas de los guardias y tampoco las de las doncellas más jóvenes. Zayn amaba la forma en la que batía sus pestañas para limpiar cualquier rastro de lágrimas y el rubor de sus mejillas que lo hacía ver más adorable de lo que ya era. Sus labios rosados estaban hinchados debidos al llanto, y a Zayn no le faltaron ganas de besarlo.

-¿Por qué se la llevaron, Zayn? ¿Por qué ella y no yo? -sus ojos volvieron a cristalizarse. El moreno hizo una mueca, apenado por la situación y solo pudo atraerlo de nuevo a su pecho y abrazarlo como si no hubiera un mañana.

Zayn estaba demasiado dolido por su pequeño esclavo. Sabía lo que era perder a una madre, y no se lo deseaba a nadie. El castaño estaba sufriendo horrores y Zayn se sentía muy culpable por su dolor. Ahora más que nunca debía de apoyarlo y conseguir que el más pequeño aprendiera a confiar en él. Porque no lo dejaría jamás. Poco le importaba lo que su padre dijese.

Liam era suyo. ¿Por qué sino le rogó a su padre para sacarlo de aquel infierno?

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Hey :)

Sí, quizá estéis sorprendidos pero tenía el capitulo a medias y no quería dejarlo así. Estuve meditando bastante y creo que no voy a pausar la historia. Cuando escribí la nota no estaba pensando con mucha claridad.

¿Sabéis estos momentos en los que tu autoestima está por los suelos y lo único que deseas es dormirte para no despertar jamás? Pues así estoy yo la mayoría del tiempo.

¡En fin! Espero que os haya gustado. Se que no es mucho, pero bueno. Algo es algo.

Sofía🌙

Alá (Ziam Mayne) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora