Prólogo

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Andrés un muchacho gratamente encantador, contaba con la edad de 19 años. Últimamente se había sentido pésimo, pero, no sabía la causa, se sentía tan cansado, tan…  aburrido, tanta monotonía lo empezaba a fastidiar, no tenía idea de que le sucedía, vivía atrapado en la misma rutina, todos los  días se le veía somnoliento, estaba más apagado que de costumbre.
Llevaba ya 4 meses viviendo con su hermano gemelo Bruno, aún recordaba la causa...
       
                                                           ...HACE 4 MESES…
Un día , su hermano Bruno, se le acercó para platicar un rato, ellos se llevaban bastante bien, después de todo, no había relación más cercana que la de gemelos, Bruno se sentó al lado suyo, dispuesto a contarle lo que le había sucedido a causa de un error:
-Andrés, ¡no creerás lo que me acaba de suceder!, acabo de meter la pata.
- ¿Cuándo no?, cuéntame qué hiciste ahora.
Bruno ligeramente intimidado comenzó su relato, Bruno había invitado a toda la facultad de psicología a su casa para hacer una fiesta, creyendo que su madre iría con su hermana Carla, la mayor, a una conferencia con su madre, quien era directora ejecutiva en una empresa de seguros, cosa que a Bruno  le pareció conveniente,pero luego recordó  que dicha platica fue pospuesta para el día siguiente; entonces ellos, comenzaron  a idear un plan, para poder desalojar la casa, Andrés  comenzó con la propuesta:
-Podríamos convencerla de que están algo lejos, y sugerirles que vayan a descansar a un hotel.
- Podría funcionar.
Bruno, animadamente se dirigió al teléfono,  con la intención de llamar a su hermana, llevó a cabo su plan tal cual lo pensó, su hermana, aceptó la proposición de su hermano, cosa que le pareció algo sospechoso, aunque no le tomó mucha importancia, había sido todo demasiado fácil, hicieron una fiesta enorme esa noche. Al día siguiente tuvieron que limpiar, su madre y su hermana llegaron justo en la mañana ¡les habían tendido una trampa!,  tenían la intención de echarlos, y la fiesta que armaron fue el pretexto perfecto, por eso, llegaron a ese pequeño departamento de una sola pieza y un baño de cortas dimensiones, el vivir ahí, no resultaba tan agradable después de todo, estudiar y trabajar era muy pesado, aún le reprochaba a Bruno su error.
Ensimismado en sus pensamientos, decidió descansar un rato, no tenía intención de seguir pensando en tonterías que no venían al caso, se recostó en el colchón que usaban para dormir, su mente comenzó a divagar, hasta que finalmente cayó en brazos de Morfeo.
Andrés se encontraba esperando un algodón de azúcar verde, en medio de un bello paisaje, era un parque de atracciones, una montaña rusa que estaba deseoso por probar, un carrusel con caballos algo descoloridos, aquel sujeto agradable que lo miraba desde hace un rato con una cálida sonrisa, dio un mordisco a su algodón de azúcar el cual no recordaba haber tomado, pero, ¿acaso importaba?, era un sueño, ¿qué más se podía esperar de uno?, aquel muchacho se le hizo muy atractivo, nunca había besado a un chico, estaba consciente de que era un sueño, así que se levantó y se acercó a aquel tipo, el cual le besó con gula los labios.
Aquel hombre se quedó pasmado de la impresión, de un momento a otro aquel chico lo había besado, ¿qué significaba eso?, ¿su subconsciente estaba tratando de decirle que sentía atracción por los de su mismo sexo?, en esos momentos de reflexión aquel muchacho pecoso lo tomó del brazo y lo llevó a aquella montaña rusa y esas cosas definitivamente no eran de su agrado. Estaba por entrar en pánico cuando llegaron a la entrada, subieron al primer vagón y esta comenzó a moverse lentamente, cosa que para Iván resultaba una verdadera tortura, después llegaron a la cima donde ambos pudieron sentir el vértigo de la bajada, la cosa empeoró cuando comenzó a rotar sobre su propio eje haciendo que Iván Se le tensaran todos los músculos del cuerpo, y como si la atracción no fuera por si misma era una pesadilla, comenzó a dar vueltas de 360° , aquel muchacho pecoso realmente parecía disfrutarlo, miró con horror la expresión alegre de Andrés, a quien le encantaban como a nadie, la adrenalina lo invadía por completo, lástima que la diversión de aquél había acabado pronto, para fortuna del contrario. Aquel muchacho misterioso creyó que iba a desmayarse, pero luego se preguntó: ¿eso sería posible?, ¿en un sueño?; Decidió despertar, miró por última vez a ese muchacho tan lindo, le dedicó una sonrisa para luego despertarse.

dos mundos distintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora