"Una vez más miré hacia el cielo, con la esperanza de que dicha estrella se encontrara ahí. No le equivoqué. Lo raro es que eran las 05:22 a.m., del 31 de Octubre, época donde amanece más temprano el sol, para ocultarse 12 horas más tarde; la estrella estaba ahí, entre unas cuantas nubes, arriba de ese anaranjado despertar. Resaltaba frente a su inmenso cielo y gritaba "aquí estoy". Saqué una sonrisa. Me distraje unos minutos, exactamente 7 minutos, y cuando quise ver a la hermosa titilante, a las 05:29, esta, se esfumó. Es sorprendente saber cómo algo tan bello, se puede perder de la nada, mientras creí tenerla ahí, frente mío".