"La chiquitita llegó repleta de su inocencia, miró mis heridas, sonrió y se fue del lugar; a los pocos minutos llegó con dos stickers y las cubrió; volvió a sonreír y dijo: '¿jugamos?'".
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"La chiquitita llegó repleta de su inocencia, miró mis heridas, sonrió y se fue del lugar; a los pocos minutos llegó con dos stickers y las cubrió; volvió a sonreír y dijo: '¿jugamos?'".