Onceava Noche Parte II

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Thomas

¡Thomas! – la escuche gritar mi nombre con desesperación, abrí mis ojos, notando los primeros y bastante leves rayos de luz del sol. Me sentí desorientado por un momento, pero finalmente recordé donde estaba y como había llegado a ese lugar.

–Estaba a punto de despertarlo – dijo la anciana que me miraba desde el pasillo que conectaba con el resto de la casa.

Me levante y organice el sofá, mientras ella colocaba una taza de café y un pan sobre la mesa de centro de la sala. Entonces se sentó en su sillón e hice lo mismo en el sofa. Comi, sin dejar de mirarla, pues ella hacía lo mismo y me tenía un tanto nervioso.

–Hay una maldición en la casa... – dijo de repente, mirando el reloj en la pared.

–Eso me han dicho, pero no se mucho de ello – le dije.

–Por supuesto... – la vi sacar un pequeño y viejo libro de fotos. –Mira – lo puso sobre la mesa a mi lado, eran fotos de la señora Birmingham, sonriendo y sosteniendo un bebé, también habían otras personas.

–¿Como...? –

–Fue hace tanto tiempo... – dijo mirando a la nada. –Cosas terribles sucedieron en ese lugar – la voz le temblaba.

–Estuvo allí – dije.

–No completamente, pero sé lo suficiente – volvió su mirada a mi. –¿Has escuchado de Eleonor? – pregunto y asentí. –Ella estaba lista para iniciar una nueva vida, inesperadamente, el hombre con quien se casó si la quería, estaba dispuesto a criar el bebé en su vientre como propio – pensé en las cartas y traté de ubicarme en la historia.

Ella había sido obligada a casarse y aquel hombre si tenía sentimientos por ella, mire a la anciana con gran curiosidad.

–La clave de esta historia... es que la señora Collingwood hizo algo imperdonable y cuando Eleonor lo supo, no hubo vuelta atrás. –

–¿Entonces, ella realmente mató a su bebé? – pregunte.

Ella me miro exaltada y luego negó con la cabeza.

–Eso creyó al inicio, eso debe ser seguro, pero... Eleonor regreso a la casa, creo que deseaba molestar a la señora Collingwood, hacerla sufrir. Ella no tenía nada que perder, su esposo acababa de morir, estaba sola. Hay algo más... –

No podía imaginar a qué se podría referir.

–Se decía que la familia de Eleonor estaba involucrada en la brujería – explicó antes de seguir con la historia. –No sé si sea coincidencia, pero una maldición cayó sobre esa casa, así que es lo más... en fin, ella fue quien lanzó la maldición, al menos eso le escuche decir a la señora Closs un día, cuando hablaba con mi madre – me sorprendí al escuchar otro nombre conocido, como si esto diera más validez a lo que decía.

–Esto es de locos... – murmuré.

–Estaba enojada porque la señora tenía una hija, mientras ella había perdido su bebé... así que cuando regreso a casa, maldijo a todos con la muerte... todos los relacionados a los Collingwood, para que así tampoco pudieran salir de esa casa nunca – me sentí confundido.

–Los mato a todos e hizo que no pudieran... ¿salir? –

–Están atrapados en esa casa aun, Thomas – me dijo.

–Incluso las nuevas generaciones... –

–¿Qué nuevas generaciones? – pregunto con el ceño fruncido. –Todo aquel que pone un pie en esa casa, tiene los días contados, incluso usted joven... ahora mismo posee dos opciones, acabar con la maldición y liberar a todos o terminar atrapado. – La mire sorprendido.

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