Oh.

510 64 12
                                    

—Dime ¿cuándo le vas a preguntar su nombre? Eh —el leve codazo que me dio Jackson me obligó a mirar al chico, se veía tranquilo, siempre estaba ahí, solo sin molestar a nadie. Pedía exactamente los mismo cada vez que venía y eso eran los jueves de 8 a 12. 


—No veo la razón para preguntarle, además sigue siendo un cliente como los demás. —volví a ocuparme de la caja, guardando los billetes grandes en su escondite bajo el cajón.


—¡Ah! Jaebum, si tú no quieres hacerlo otras personas pueden ir por ti. —alzó la cejas con tal descaro qué daban ganas de abofetearlo pero antes de que mi cuerpo pudiera hacerlo ya estaba fuera de mi alcance, dirigiéndose a la mesa de aquel joven.


Jackson Wang, mi mejor amigo, mi desastroso mejor amigo. Ahora estaba frente a uno de mis mejores y más extraños clientes, hablando como si fuera un viejo conocido, anotando quien sabe que en su libreta ¡Ah! ¿Cómo podía hacerlo tan fácil? Yo apenas puedo acercarme a tomar su pedido y el ya estaba conversando tan alegremente.


— Choi Youngjae, 22 años. Coreano. —ni bien término de decir eso voltee a donde estaba youngjae encontrando su lugar vacío.


— ¡Lo espantaste! ¡WANG! —alcé la voz.


— No, no no. El pequeño Youngjae tenía que irse, lo atrape antes de que se escapé. ¿Te imaginas? iba a ser algo como cenicienta, solo que el vuelve el próximos jueves y no deja zapato aunque si una buena propina —agitó los billetes en mi rostro.


— Idiota —lo corrí a un lado para poder limpiar la mesa vacía— ahora dime ¿cómo lo conseguiste?

— Un mago jamás revela sus trucos —me guiño mientras acomodaba el servilletero y el menú a un lado de la mesa— pero... digamos que ahora tendremos que tomarle los datos a varios clientes ¡haremos un sorteo!


— ¡JACKSON WANG! hoy no te vas temprano, no. —ahora teníamos que tomar datos, buscar premios para el sorteo, dios, no teníamos el tiempo necesario para hacerlo— por favor, dime que no pusiste fecha.


—La inquietud de su mirada anunciaba con toda claridad mi desgracia, había puesto fecha y por como miraba no era una muy lejana, antes de que el pudiera responder con mil disculpas y excusas le ordene que atienda las mesas que quedaban, no tenía la culpa, al fin y al cabo lo hizo de buena fe, como todo, aunque solía salirle un poco mal.

Hi, I'm Choi Youngjae. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora