#2- Los tres círculos

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♦♦♦NATHAN♦♦♦

Estoy en un sitio silencioso y desierto. Todo lo que hay a mi alrededor es gris. Pero ese todo no es más que nada. Es difícil explicar que nada es algo, y viceversa. Es difícil explicar, también, lo que siento en este momento. No existe palabra en el Universo entero para describir lo que mis pupilas captan.

No consigo, al menos desde donde me encuentro, controlar mi cuerpo. Cuerpo que, ridículamente, no sé si tengo... No sé si soy físico, alma, Gautierz o un punto en el vacío. Solo sé que puedo pensar y que soy consciente de los últimos acontecimientos ocurridos en el otro mundo (o como se llame). Da igual. Las cosas se están complicando allá y necesito respuestas.

-Y por eso estás aquí, ¿no?-exclama una voz grave y lejana.

-¿Dieter?

Silencio. Por un instante cavilo la idea de haber soñado aquella respuesta. ¿Y si estoy alucinando? ¿Si nada de lo que está pasando es real?

-El mismo.

Entonces se aparece. Una figura alta, esbelta y dorada, con brazos y piernas largas; de torso ancho e iris blancos y relucientes. No tiene boca. Tampoco tiene nariz. Me pregunto por dónde es capaz de hablar.

-Hay interrogantes que no necesitan ser respondidas-dice Dieter. Por más que lo intento no consigo localizar su fuente de actividad sonora-. ¿Por qué estás aquí?

Río con sarcasmo.

-Creo que ya conoces esa respuesta-me mantengo firme.

-Sí.

Otra vez silencio.

-Responderé lo que sea oportuno, Nathan, porque eres un muchacho muy inteligente y capaz, y sé que la mayoría de tus dudas están respondidas, aunque no quieras verlo.

-Ajá. ¿Por qué yo?

-Vaya. Juegas sucio, eh. Arrancas duro, pero está bien.

-Eso no es lo que esperaba escuchar-interrumpo.

-Eres mucho más poderoso de lo que imaginas, y eso se debe a tus orígenes.

-¿A mis orígenes?

-Hay un plan de vida para cada uno de los terrestres, como nosotros le llamamos. Algunos de ellos están destinados a convertirse en música.

-No entiendo.

-... Como tú-continúa-. Desde antes de ser procreado, tu designo era luchar para y por nosotros, los Gautierz. Por Eberhard. Por la integridad de la música.

-¿Estás diciendo que mis padres tienen que ver en todo esto? ¿Es por el ritual? ¿Por eso mataron a Sofía?

-Entreveras las cosas. Sí, es cierto, tus padres tienen mucho que ver, ellos te dieron la vida, al fin y al cabo.

-¿Y qué con Sofía?-repito.

-Caden.

-¿Qué? Pero...

-¿A qué se debe tu asombro, muchacho?

-¿Por qué nombraste a Caden?

-¡Es evidente! Sofía fue, nada más y nada menos, que un mísero truco para distraerte. Una carnada.

-Yo... es que...-titubeo. El castillo de cartas nuevamente se derrumba a mis pies-. Ella me ayudó... Y...

-En aquél entonces eras muy fácil de convencer, Nathan. Caden, y sus secuaces, usaron el alma de Sofía para ponerte a prueba. Te hicieron creer que estaba de tu lado. Te mostraron mentiras.

NO ME DEJES MORIR  -Demonios de la Música #4-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora