IV

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Ichigo estaba flotando en un mar de placer adulto; ahogándose en las sensaciones mientras se mordía desesperadamente contra la tela de la camiseta de su hermano para mantener sus gemidos acallados. Era tan difícil, se dio cuenta Ichigo, especialmente cuando se sentía tan bien. Nada parecía poder distraerlo de querer vocalizar su placer a pesar de las advertencias de su hermano que sonaban junto a su oído cuando era ruidoso incluso tras sus labios sellados. Pero con su frente presionada contra el cuello de Ichiru en cierto modo para distraerse, Ichigo tuvo que recordarse a sí mismo de nuevo que su voz se estaba saliendo de control a la vez que su respiración se entrecortaba por su nariz con creciente dificultad. Era tanto el cielo como el infierno, estando atrapado en tal posición... pero eso apenas importaba ya. Estaba tan cerca y con Ichiru de algún modo sabiendo cómo empujarlo hacia el borde estaba haciendo que fuera más intenso y complicado de manejarlo.

—¿Se siente bien, Ichigo? —preguntó Ichiru, los dedos de su mano libre alcanzando los mechones del cabello de Ichigo antes de suavemente arañar la punta de su erección, haciendo que éste cerrara los ojos y asintiera con la cabeza a duras penas. No podía expresarse con palabras ya que tenía que mantener la boca cerrada, pero sus dedos instintivamente se agarraron con más fuerza a los brazos de su hermano, ofreciendo así una pista de su cercano clímax que ya no podía contener. No importaba cuánto disfrutara los lentos, sensuales movimientos pasando por su miembro. Fue la suave risa de disfrute de su hermano pasando por su oído, y la uña de su pulgar hundiéndose casi dolorosamente en la punta, que tuvo a Ichigo sintiendo sus músculos empezando a tensarse ante la inevitable llegada de su clímax.

Esa mano y sus traviesos dedos nunca pararon el creciente ritmo hasta que se hizo casi insoportable. Hubo este suave, lascivo susurro en su oído que causó que Ichigo liberara su labio de entre sus dientes, sintiendo en un instante su mundo desaparecer con tan entumecedor placer. Su gemido fue acallado por una lengua forzándose en el interior de su boca y una mano presionando la parte de atrás de su cabeza para evitar que se cayera de su regazo. Ichigo apenas lo notó... estaba perdido de todas las formas de realidad.

Se sentía tan bien, apenas podía respirar. Su cuerpo aún estaba temblando con las réplicas de su intenso orgasmo. Ichigo cayó hacia delante agotado, entre los brazos de su hermano, en un intento de recuperar el aliento que se notaba caliente y húmedo contra la piel del cuello de Ichiru. Hubo unos momentos de quietud donde Ichiru recolocó las ropas de Ichigo y lo empujó sobre las sábanas de la cama antes de inclinarse sobre él para depositar un beso en su frente.

—Te corriste un montón, Ichi —dijo casi distraído, sus ojos marrones observando curiosos la evidencia del orgasmo de Ichigo en sus dedos—. Te has estado conteniendo —Ichigo soltó un resoplido de indignación ante las palabras de Ichiru, sus ojos abriéndose en par en par ante esa calma declaración. El menor literalmente podía sentir su rostro calentarse de nuevo mientras luchaba contra la vergüenza desde dentro, pero cuando Ichiru se movió para alejare, Ichiro entró en pánico.

Sus dedos se asieron firmes a la muñeca de su hermano para mantenerlo donde estaba.

—Espera, Ichi. Deja que agarre un pañue— —las palabras que Ichiru pudiera tener en su mente murieron en su garganta en el momento que sintió aquellos dedos apretar más su muñeca y ser tirado hacia delante, quedando esparramado entre las piernas de Ichigo. Su mano manchada fue atraída animosamente por una traviesa lengua, asomando entre labios sonrosados, para lamer y chupar sus dedos. Trazando por su piel suavemente... húmeda... para recoger todo rastro del blanquecino líquido. El mayor sintió su respiración fallarle en su pecho, su cuerpo temblando ante la inesperada y erótica vista mientras un fuego más intenso y fiero empezó a crecer en su pecho. Fue una vez más recordado dolorosamente de que aún tenía que liberar su propia tensión sexual. Y joder. ¿Por qué Ichigo tenía que hacer algo como esto? Ichiru sentía que iba a romperse bajo la tensión si seguía así... ya estaba balanceándose en la línea entre la cordura y perder el control de la que podría resbalarse en cualquier momento.

—Jo-joder, Ichigo... ¿Qué estás haci—? —fue cortado una vez más cuando la fuerza considerable de su hermano los volteó así Ichigo estaba colocado entre las piernas de Ichiru. Ojos marrones oscurecidos, aún nublados de placer, estaban mirando a un lado con algo de vergüenza mientras sus dedos temblorosos descansaban sobre las caderas de Ichiru.

—Ichigo... qué estás—

—Devolviéndote el favor —dijo apenas audible. Experimentalmente trazó sus dedos por el suave algodón de los pantalones de Ichiru, haciéndolo temblar con esa acción. Ichigo bajó la tela por las caderas de su hermano, tomándose su preciado tiempo en ello. Ichigo no estaba enteramente seguro de si iba a funcionar, solo había leído y escuchado de aquello en teoría pero... de verdad quería ayudarlo también.

—Recuerda que debes guardar silencio —murmuró en voz baja, advirtiéndole, antes de que sus dedos se curvaran firmes alrededor de la base de la impresionante erección. Con la curiosidad refulgiendo en sus ojos, deslizó su lengua por la punta de aquel. Era un sabor algo extraño de describir, un tanto agridulce y parecido al suyo, pero no lo suficientemente malo para hacer que se alejara disgustado como pensaba que haría. Era tolerable y eso era suficiente. Ichigo recorrió con su lengua toda la punta varias veces, mojándola con su saliva antes de lamer sus propios labios para mantenerlos húmedos.

Es ahora o nunca —pensó. Fue extraño sin embargo, como Ichigo sintió un toque de anticipación enroscándose en su estómago cuando un acallado gemido hizo eco en el aire nocturno en el instante que deslizó su boca por la punta y le dio a la sensible piel una succión experimental. Si miraba de reojo hacia arriba, Ichigo podía ver la expresión de su hermano contorsionada eróticamente mientras se mordía su labio sensualmente.

—Mierda, Ichigo... Eres tan inocentemente sexy, ni siquiera es justo —susurró Ichiru con esfuerzo, pero Ichigo no llegó a escucharlo. Solo llamó su atención cuando soltó el inconsciente agarre que tenía en las sábanas para acariciar sus cortos cabellos naranjas... el menor tembló ante la caricia antes de sonreír alrededor de su miembro. Tomando tanto como podía en su boca, Ichigo empezó a mover su cabeza en un lento ritmo que causó que esos dedos agarraran su cabello de manera inconsciente. Al principio era una sensación extraña a la que Ichigo tenía que acostumbrarse y vaciló varias veces cuando Ichiru empezó a empujar sus caderas contra su boca... pero luego de algunos intentos y lamidas de su lengua en ciertas zonas, Ichigo finalmente encontró el ritmo que le daba más placer a Ichiru.

—J-joder...Ichigo... e-es demasiado... —tartamudeó, su respiración entrecortándose en su garganta mientras su propio éxtasis explotaba segundos después. No podía aguantarlo, el placer que Ichigo le estaba dando, era demasiado. Y con esa cálida humedad envolviéndole por completo... le había hecho perder el control por ese instante cuando un suave gemido reverberó alrededor de su miembro y el suave pero inesperado roce de sus dientes por la sensible piel. Apenas pudo contener su propio gemido extasiado a la vez que su espalda se arqueaba contra el cabecero y sus dedos tiraban dolorosamente de los mechones naranjas. Era la experiencia más intensa que había tenido y cuando finalmente regresó a sus sentidos, la vista que le dio la bienvenida era una que no olvidaría en un futuro cercano.

Ichigo estaba recostado sobre su pierna; el blanco semen y su saliva resbalando por la comisura de su labio inferior mientras con su rostro sonrojado levantaba la mirada para ver tímidamente a Ichiru antes de que una sonrisa de satisfacción apareciera. Ichigo estaba prácticamente ronroneando.

—¿Estuvo bien? —cuestionó aún sin aliento, levantándose sobre sus codos para así poder acercarse más a su querido hermano. Estuvo sorprendido sin embargo, cuando unos brazos rodearon sus caderas y lo empujaron de nuevo hacia un cálido regazo. Ichigo se encogió contra el abrazo, descansando su cabeza sobre su hombro. Cerró los ojos, exhausto mientras los dedos de Ichiru limpiaban con su pulgar el rastro que había quedado en su boca.

—Fue increíble, Ichi. Recuérdame que te recompense mañana —dijo con afecto; riendo entre dientes cuando las mejillas de Ichigo se tornaron en un brillante rojo antes de esconder su rostro en la camiseta de su hermano cuando se dio cuenta de que no era una broma lo que había dicho. Ichigo no lo había hecho para ser recompensado luego, pero solo el pensamiento de que Ichiru pudiera hacerle lo mismo, Ichigo casi se excitó de nuevo si no fuera porque estaba fatigado y exhausto. Ichiru lentamente los recostó a ambos, buscando una posición en la que fácilmente ambos pudieron estar juntos, pero cómodos.

—Gracias, Ichiru —susurró Ichigo; sus ojos marrones cerrándose de nuevo—. Buenas noches.

—Buenas noches, Ichigo. Te amo.


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⏰ Última actualización: Nov 02, 2016 ⏰

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Chocolate sweetness (Ichigo selfcest)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora