I: El chico del punte y el chico suicida.

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Capítulo dedicado a todas esas personas que sufren de vacío en su alma, a todos aquellos que se sienten solos.

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Todo comenzó esa tarde cuando salia de la universidad, cuando había llegado a casa con el estómago revuelto y termino vomitando toda la comida que su amigo Zayn le había obligado a comer alegando que estaba muy flaco y que se le notaban las costillas. Y él sin tener opción se había comido esa gigantesca hamburguesa con esa grasosas papas fritas.

Fue doloroso haber ingerido esos alimentos, su estomago quería reventar con cada bocado que había dado sentía las nauseas antes de siquiera haber dado un mordisco a la hamburguesa. Es por eso que cuando termino todo esa comida se despidió rápidamente de Zayn y se marchó a casa lo más rápido posible que pudiera.

Es por eso mismo que en ese momento se encontraba ahí con las rodillas puestas en las baldosas blancas, sintiendo la frialdad en su piel huesuda. Tomando con sus frágiles manos el inodoro, sintiendo como toda esa repugnante y grasosa comida que le hizo comer Zayn era expulsada con cada arcada que daba, se apretaba el estómago con una de sus manos en un intento de que todo saliera mas rápido, pero la comida parecía que estaba dando batalla. Sin embargo introdujo uno de sus delgados dedos a su garganta y tocó la campanilla e inmediatamente todo salió, y fue cuando pudo soltar un suspiro de alivio.

Al terminar solo pudo sostenerse con sus pierna de gelatina, para ese punto tenia los ojos llorosos y con una de las manos temblorosas bajo la palanca del inodoro. Fue hasta al lavabo y limpio su boca con el agua fría que salia del grifo, se sentía sucio y estúpido. Sentía esa culpa al ser tan patético.

Se miro en el espejo unos segundos, notando como sus ojos azules parecían vacíos, como el cabello que antes era sedoso y con brillo ahora parecía sin vida. Tenia ojeras enmarcando sus ojos, los labios resecos y agrietados, sus pómulos estaban mas delgados casi parecía un esqueleto andante. Dejó de mirarse para levantarse la playera que llevaba y sintió asco de si mismo al ver sus costillas remarcadas como recordatorio que no a comido bien desde hace un buen tiempo.

Se bajo la playera con asco y un sollozo débil salio de sus labios, en un arrebato de desesperación se enterró las uñas en los brazos. Quería aliviar ese maldito dolor que lo desgarraba, quería solo terminar con todo eso que lo estaba convirtiendo en un desconocido.


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No sabía como había sucedido, pero ahora estaba ahí a mitad de la noche en ese puente solitario. Estaba ahí mirando el precipicio que lo invitaba a que saltara, veía como el agua helada le hablaba, como la corriente le susurraba y él estaba muy tentado a saltar al abismo. Estaba dispuesto a acabar con su sufrimiento, solo necesitaba dar unos pasos y todo terminaría. Se agarro con fuerza de los barrotes del puente y contempló lo que sería su última vista.

Contempló las pocas estrellas que iluminaban el cielo, la luna que se ocultaba entre las nubes, la nieve que caía en pequeños copos sobre su cabeza. Contempló el agua debajo del puente, esa agua fría que lo seguía invitando a zambullirse entre la profundidad y oscuridad del río, esa misma agua que lo llevaría a una inminente muerte que él tanto deseaba.

Cerro los ojos, sintiendo como estos se cristalizaban no quería llorar, no quería seguir siendo el eslabón débil. No podía permitirse seguir siendo eso, debía terminar cuanto antes con todo esto, debía hacerlo para dejar de sentir dolor.

El Chico Del Puente ➳ Larry Stylinson AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora