Epílogo

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N/A: ¡Por fin está aquí! Muchas gracias por la espera.


La pequeña Sharie salió de su cuarto con el corazón acelerado y el rostro lleno de lágrimas, había tenido una pesadilla. No era algo muy común en ella pero cuando pasaba solía ir al cuarto de sus padres y abrazarlos hasta que olvidara lo sucedido.

Tenía a los mejores padres que una niña de 7 años podría pedir, Laura, su madre, era la mejor cocinando galletas con chispas de chocolate además que nunca le gritaba o regañaba con dureza, cosa que observaba sí hacían las madres de sus amigos. Y ni qué decir de su padre, Ross, que además de ser muy cariñoso con ella y tratarla como si fuera su universo, jugaba con ella y disfrutaba vistiéndose de príncipe y salvando el castillo de malvados dragones.

Tomó la manija de la puerta, inspiró profundamente e ingresó a la habitación que estaba débilmente alumbrada por la luz de la luna que entraba por la ventana.

Vio a ambos dormidos plácidamente, se acercó a su madre que estaba más cerca a ella y la movió suavemente.

--Mami—dijo temblorosamente, regañandose a sí misma por ello—Mami, despierta.

La castaña, alarmada al oír la voz de su pequeña se levantó de golpe.

--Mi amor... ¿Qué pasa?—tomó a su hija de los brazos y la abrazó al ver sus ojitos rojos.

--Tuve una pesadilla—la pequeña respiró más tranquila al sentirse protegida por ese ser que la había cuidado nueve meses en su vientre.

--Ay cariño—arrulló Laura—no fue real.

La separó un poco con una mano mientras con la otra abrió las colchas para que Sharie se acostara con ellos.

Ross, al sentir movimiento a su lado, también despertó alarmado.

--¿Qué sucede?

--Sharie tuvo una pesadilla—informó su esposa—pero ya está mejor ¿no?

La niña de hermosos cabellos rubios y ojos color chocolate asintió.

--Princesa...--su padre también la abrazó y ahora sí se sentía en casa.

La ubicaron en medio de ambos y la abrazaron.

--Ya estoy bien—dijo la razón de su existir—pero no tengo sueño.

--Yo tampoco—apoyó su padre.

--Bueno, lo cierto es que a mi también se me fueron las ganas de dormir—intervino Laura.

--¿Y si me cuentan una historia?

--¿Qué historia, cariño?—preguntó la madre.

--¡El día que se casaron! Siempre me dicen que algún día me lo contarán pero no lo han hecho aún.

--Eres muy pequeña para entender...--dijo el papá y la niña frunció el ceño tal cual lo hacía el rubio cuando no estaba de acuerdo en algo.

--No es cierto, tengo 7 años y en dos días cumplo 8—informó orgullosa—además todos mis amigos conocen la historia de sus padres menos yo.

Hizo un puchero y ambos padres suspiraron sabiendo que no podían negarse a la dulzura de su hija.

--Está bien—Laura tomó aire y comenzó a relatar—fue un 8 de Abril....

[Flashback de Laura]

Mis manos sudaban, estaba presa de los nervios. No podía mantener mis pies quietos mientras la maquilladora terminaba de arreglarme.

XOXO - WhatsApp || RauraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora