Sentado en un pequeño Quincho perdido en las azules riberas mágicas de esta zona
-Dalcahue -,
con unas cervezas y un compinche dormido -vil compañía de estas mesa-, me encuentro absorto mirando al espacio infinito por aquellos ventanales que inspiran, mis más descabellados pensamientos, cuando por esas casualidades de la vida -que uno no puede explicar-, un candor poco común inundó mi espacio, incentivo así, mi ser, arrojando mi mirada confusa hacia la dirección de donde emana el inusual calor, en aquel instante dejé todo de lado y únicamente la vi a ella ahí parada, una visión divina que nubló mi razón, aquella muchacha se desliza tan delicada como el viento de verano, para romper abrupta como un tornado invadiendo el apacible lugar con su presencia.
Atada a la mano de un joven -que no me dio buena espina; pero no importa lo que yo sienta por el momento-, se elevan, por un viento que se filtra por el portal que ha quedado abierto, sus cabellos largos y rizados,bañados de un pelirrojo que destella ante la visión de este peregrino de los lamentos, observó así atento unas ingenuas y coquetas pecas que salpican sus mejillas pintando y enlazando un camino que viaja hacia la parte superior de su nariz honrando con un maravilloso par de grandes y enigmáticos ojos café -aquella faz-,cálidos y profundos, que al darse cuenta de que este viejo la observa, no le importa ser invadida en su intimidad, si no por el contrario, acoge las miradas que propinó, con gran ternura que arrulla todos mis sentidos.
Aquella sensación me hizo sentir tranquilo, por que me di cuenta que ella esta bien -aun así quien la acompaña-, -celos estúpidos de un desconocido-, esos celos que no dejan olvidar esa musa inspiradora de divina concepción que el amor creo.
Una cerveza y un néctar acompañan dos pasteles uno de murta salvaje y crema -más el de él- , de durazno miga -creo que un poco seco de sentimientos-, aquellos pastelillos son los que inundan de sabor y risas esa mesa juvenil, que entre miradas y caricias dejaban notar un sentimiento que no es fugaz, que perdurará si lo alimentan como lo hacen ahora.
Han terminado su cita dejando el marco de mi visión, para abandonar el restorán, en juvenil huida entre risas y comentarios, no sin antes ella regalar, su última mirada que tiene sabor a despedida cariñosa que conquista mi corazón, en ello me derrumbo en si mismo y esas incomodas lagrimas abordan mis ojos, sin respeto las insolentes se deslizan por mi mejilla faltando a la estima que le profesaban a alma también recordando a mi afligida existencia que quería tener una hija y ella podría haberlo sido.
Lamentable es el destino que dictaminó otro camino para este viejo.
...Os dedico este lindo relato a vosotros
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Un Cuento Que Pudo Ser
Historia CortaUn viejo ve sorprendido el clamor desesperado de la vida que se escapa frente a sus ojos al observar una pareja de jovenes que entra en su escenario y ....