Podía sentir como mi corazón latía a mil por hora, caminar junto a aquel chico que se había apropiado de mis pensamientos desde el primer momento en que lo vi, me hacía estremecer.
Caminábamos lado a lado, en silencio, con el calor de la primavera sobre nosotros y un pequeño grupo de gente caminando al rededor, quería poder hablar con él, pero estaba demasiado nerviosa, sentía un nudo en la garganta que me impedía articular alguna palabra.
- Oye, gracias por salvarme de esas chicas - Dije por fin, sin quitar la vista del suelo.
- No tienes que agradecer, no me agrada la gente que lastima a otros, si alguna vez te vuelven a molestar, avisame.
Su rostro inexpresivo no quitaba la vista del camino, mientras yo sentía un leve tono rojizo en mis mejillas... ¿Realmente estaba dispuesto a ayudarme?
- Por cierto, tu nombre es Aylin ¿verdad?
Al escuchar aquellas palabras simplemente quedé muda, jamás creí que él supiera mi nombre.
Al ver mi rostro de sorprendida él solo esbozó una sonrisa, creo que era la primera vez que lo veía sonreír.
- Supe tu nombre cuando el profesor pasó lista en la mañana.
- Oh, entiendo... - Seguía sorprendiéndome que lo supiera, aún si lo había escuchado, tampoco hubiera creído que lo recordaría.
- Supongo que no es necesario que yo me presente, segundos después de llegar aquí, ya todos sabían mi nombre.
Solté una pequeña risa
- Es verdad, en este pueblo la mayoría de chicos se conocen desde el jardín de infancia, es muy extraño que llegue alguien nuevo, por eso cuando aparece un nuevo alumno, la escuela se vuelve un completo alboroto, todos comienzan a hablar de quién habrá llegado, como será, de dónde... Supongo que es la emoción de por fin ver un rostro nuevo.
- Creo que entiendo, aún así, es molestoso.
En su rostro apareció un leve gesto de disgusto mientras miraba un poco el cielo.
- Por cierto, disculpa si pregunto esto, pero... ¿Por qué te atacaron esas chicas?
Nuevamente quedé paralizada, estar con aquel chico había hecho que olvidara por unos instantes la escena que había ocurrido hace poco.
- Lo siento, no debí preguntar.
- Ah, no te preocupes... Realmente, a ellas jamás les he caído muy bien, están acostumbradas a que todas las chicas quieran ser como ellas y quieran seguir sus pasos, sin embargo, a mi eso no me interesa, supongo que soy lo único que arruina su perfecta "utopía de popularidad", realmente a mi no me interesa tener un montón de amigos falsos y andar detrás de los chicos lindos... Creo que prefiero simplemente sumergirme en mi música y en mis libros, ellas no entienden eso. Darly siempre me ha considerado alguna especie de amenaza, y no entiendo por qué, ella siempre consigue todo lo que quiere, todos los chicos están detrás de ella como perros tras un hueso, sin embargo a ella no le gusta eso, le gusta lo difícil... Es por eso que siempre que llega un chico nuevo, ella se abalanza sobre él al instante, y no se detiene hasta lograr conquistarlo, y usualmente siempre lo hace, con su cara bonita y perfecta figura
- Pero cerebro vacío... Realmente me da algo de lástima, como no tiene nada inteligente para decir, se refugia en la figura de su cuerpo, aunque honestamente yo no creo que sea "linda", como todos me dijeron al llegar... Tanto maquillaje y accesorios solo la hacen ver ridícula.
Con cada palabra que decía, más me sorprendía y más me atraía... Jamás había conocido a un chico que pensara así, usualmente todos solo se fijaban en la cara bonita.- Bueno, esta es mi casa -Dije señalando el lugar.
El observó unos segundos la casa.
- Gracias por traerme hasta aquí, aunque en realidad no era necesario - Admiti un poco avergonzada, mientras miraba al suelo para ocultar mi sonrojo
- No te preocupes enserio, yo quise acompañarte, además, también me queda de camino.
Al terminar de decir aquello, comenzó a buscar en su mochila un par de audífonos blancos, se los puso en las orejas y se despidió de mi, yo únicamente me quedé observando como aquel chico se alejaba, hasta que recordé que aun quedaba un asunto pendiente.
- ¡Andrés!
Grite fuertemente, él se dio media vuelta y me quedó mirando extrañado
- Aún no me dices que hacías en la escuela a esa hora.
Me dirigió una sonrisa desde lo lejos.
- Eso te lo diré mañana.
Se volvió a dar media vuelta y comenzó a alejarse, sentí nuevamente esa sensación de que mi corazón quería escapar de mi pecho... ¿Mañana?
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Tú, tu frialdad... Yo, mi amor
Подростковая литература¿Qué pasa cuando dos polos opuestos se atraen, pero que a su vez, tienen de todo en común? Ella siempre pensó que la vida sería monótona y aburrida, en su aburrida escuela y su aburrido pueblo... Sin embargo, un día como cualquier otro aparece algu...