Carta II

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Te veía siempre, pues te sentabas delante mío.
Recuerdo que un día olvidé hacer el trabajo de arte, te miré, ¿Cómo pude olvidarlo? Siempre estaba viéndote.
Tú eres una obra de arte, tus cabellos con suaves ondas, que parecían haber sido pintadas en lienzo, ojos esculpidos en frío hielo, y una sonrisa perfectamente actuada.

Cartas al silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora