Prólogo.

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¿Recuerdas aquellos tiempos en los que la sociedad no se dejaba llevar tanto por el dinero? Siempre he creído que las personas menos adineradas logran ser más felices que yo. Pues, aunque mi familia tenga riqueza, fama y fortuna, no me siento afortunada en lo más mínimo.

Sé que pensar así no está bien, quizás hay muchas personas que desearían estar en mi lugar, sin embargo, daría millones por ser alguien normal.

Normal en aquel sentido en el que me dejen ser simplemente una adolescente, sin tener que seguir reglas respecto a cuales son las personas con las que debo juntarme o sociavilizar, de cuales puedo enamorarme y con cuales no debo juntarme. Solo quiero ser yo. 

Mis padres siempre han tenido muchas esperanzas en mi, tratando de controlar el cien por ciento de mi vida. Desde hace mucho que me interesan otras cosas además de vestir bien, comprar cosas lujozas e ir a aquellas aburridas reuniones con las familias de los amigos de mis padres, las cuales sirven solamente para encontrar una pareja de status social.

Quiero vivir una vida como esas chicas de las películas, esas chicas rebeldes, decididas a cumplir sus sueños y a dejarse llevar por el amor. Aquellas que encuentran a su amado chico un día inesperado el cual las hace vivir mil y un experiencias.

Yo, en cambio, estoy obligada a casarme con alguno de los hijos de los amigos de mis padres, los cuales a pesar de ser atractivos, son aburridos, hipócritas y arrogantes, además de tener un pésimo sentido del humor. 

Realmente desearía tener una vida normal. Donde pueda ser como yo quiera, sin que me digan cómo ser. 

El destino nos juntó.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora