En la mitología griega, la constelación de Virgo es la representación de Astrea, una Titánide, hija de Zeus y Temis, quien era la diosa virgen que llevaba los rayos de Zeus en sus brazos. Fue también la última inmortal que vivió entre los humanos durante la Era Dorada de Crono, abandonando la tierra en último lugar cuando ésta se envileció en la Edad de Bronce. Zeus la subió al cielo, situándola entre las estrellas como la constelación Virgo, y la balanza de la justicia que llevaba en las manos se convirtió en la cercana constelación Libra. La recompensa por su lealtad hacia Zeus puede haber sido el permiso para conservar su virginidad (es la única virgen entre todas las Titánides) y un lugar entre las estrellas como la constelación Virgo (pues aunque había nacido como una diosa de las estrellas, presumiblemente al principio no era más que una simple estrella, como sus hermanos). Había nacido mortal y fue puesta en la tierra para administrar y orden. Vivió con los mortales durante la Edad de Oro y la Edad de Plata, pero cuando nació la Raza de Bronce, a la que detestaba, dejó la tierra y subió al cielo, donde se estableció junto a la constelación del Boyero (Bootes). Era una de las tres Horas y Titánides la más notable entre las diosas vírgenes.
La imagen de la diosa Astrea muestra en general a una figura femenina con alas, rodeada de una luminosa aureola, llevando consigo una gran antorcha, como símbolo de una diosa de las estrellas, y los rayos de su padre Zeus. Acostumbraba llevar una balanza queriendo representar la Justicia